REAL ZARAGOZA

Semana de utopía

El Real Zaragoza afronta malherido el durísimo reto de recibir el domingo al Real Madrid.

Contini, Bertolo, Lafita, Ponzio y Gabi durante el último entrenamiento llevado a cabo en La Romareda.
Semana de utopía
OLIVER DUCH

La sensación de resquebrajamiento aumenta en el Real Zaragoza en el inicio de esta semana, como ya sucediera hace mes y medio, en los siete días previos a recibir al Barcelona en La Romareda. Los innumerables datos negativos que propician el ambiente de desazón en el que se halla sumido todo el zaragocismo, se amontonan en la mente de los protagonistas cuando se atisba la llegada del Real Madrid a La Romareda el próximo domingo.El equipo aragonés es, cada jornada que pasa, un grupo cada vez más malherido en su orgullo y moral. Últimos clasificados, incapaces de ganar a nadie por bien que se tornen las circunstancias de partidos cruciales como los disputados últimamente, sobre todo fuera de casa (Valencia, Getafe, Almería) y sin síntomas de reacción pese al cambio de entrenador, resulta agobiante afrontar una semana en la que el trabajo ordinario concluye con un partido del calibre del que aguarda dentro de seis lunas: frente al todopoderoso Real Madrid.

En este tiempo, no se va a encontrar una sola voz que reconozca de manera pública que las opciones de que el Real Zaragoza venza al Madrid son prácticamente nulas. Los códigos del fútbol no lo permiten, aunque de manera privada exista unanimidad a la hora de valorar así las probabilidades que, hoy en día, tiene el cuadro blanquillo de doblegar al merengue.

Llegan días de evocar hazañas, rarezas de la naturaleza del balompié, sorpresones que de vez en cuando rompen todos los pronósticos de la afición. 'Alcorconazos', 'Galacticazos', 'Maracanazos', 'Centenariazos' y similares. El agobiadísimo Real Zaragoza del momento actual no tiene más remedio que encomendarse a cuestiones de este tipo (si no divinas) para intentar asirse a la esperanza ante lo que le espera en La Romareda el domingo a las 19.00. No es nueva la experiencia. Se va a clonar lo vivido tras los pilares, cuando el visitante de turno resultó ser el Barça. Entonces, pese a todas las puestas en escena, palabrerías, ceremonias y tópicos dialécticos ejecutados desde el vestuario y el entorno zaragocista, el milagro no tuvo lugar. Ganó el Barcelona, como mandaba la lógica, y a otra cosa.

El vestuario, a cuadrar el círculo Tras el decepcionante empate cosechado anteayer en Almería, los protagonistas del vestuario zaragocista no tardaron ni un minuto en comenzar el habitual ritual.

Paredes fue el primero. "Claro que es posible ganarle al Madrid. En todos los partidos, antes de jugarlos, la victoria es factible. Debemos trabajar con esa ilusión y con esa intención. Ganarle al Madrid es mucho más complicado que hacerlo contra el Almería, pero, por estas cosas, el fútbol arrastra a tanta gente, porque no se sabe nunca el resultado de antemano. Si fuera tan sencillo, todos ganaríamos en las quinielas. Y no lo hacemos", argumentó el lateral asturiano.

Jorge López también preparó el camino para soportar una semana tan utópica. "Es complicado ganar al Madrid, pero hay que afrontar este partido con ilusión, intentando estar serios. ¿Por qué no podemos sacar algo positivo jugando en nuestra casa?", contestó preguntando el riojano, una manera como otra cualquiera de decir algo sin decir nada.

Ángel Lafita siguió la serie. "El partido contra el Real Madrid hay que verlo por el otro lado del que todo el mundo espera. Vamos a pensar que somos capaces de dar una gran sorpresa para nuestra gente y para nosotros mismos. Es cuestión de intentarlo", propuso con más oratoria que fe.

Ayer, en la Ciudad Deportiva, el mantenedor de los buenos propósitos fue Braulio. "Nosotros no descartamos nada contra el Madrid. Tenemos más que ganar que perder porque, si pierdes este partido, entra dentro de la lógica. Que todo el mundo nos dé como derrotados porque somos colistas y ellos vengan convencidos de que va a ser así, nos puede venir bien. Si hay suerte de que defendemos bien, tenemos la suerte de meter una y el Madrid no tiene su día...", soñó en voz alta el canario. O sea, la cuadratura del círculo. Habrá más.