A punto de cumplir 37 años, José María Movilla vive uno de los momentos más dulces de su carrera como futbolista. Artífice del reciente ascenso del conjunto madrileño a Primera División, el ex jugador zaragocista es una pieza esencial en el conjunto que dirige José Ramón Sandoval. En el primer partido de Liga, anotó el gol que le permitió a su equipo extraer un punto de la siempre peliaguda visita a San Mamés.

¿Imposible arrancar mejor?

Pienso que podíamos haber ganado, pero al equipo le faltó tranquilidad, sobre todo en el segundo tiempo. En cualquier caso, nos quedaron sensaciones muy positivas. El rendimiento del equipo fue satisfactorio, y eso que muchos de nuestros jugadores no han militado nunca en Primera. Ahora toca ganar en casa para hacer bueno ese empate.

El domingo vuelve el fútbol de Primera a Vallecas. ¿Ilusionado?

Sí, es el primer partido en casa y queremos los tres puntos.

También se reencontrará con uno de los equipos en los que ha militado, el Real Zaragoza.

Será especial jugar contra un club al que le tengo mucho cariño. Viví allí cuatro años llenos de buenos momentos: gané dos títulos, me clasifiqué para Europa, fui también finalista de Copa... Conservo muchos amigos en el Zaragoza, sobre todo en la parcela extradeportiva.

Sí, porque de la última plantilla en que usted militó sólo queda Leo Ponzio.

Y eso que él se marchó y más tarde volvió... La verdad es que han pasado muchos jugadores y entrenadores por el Real Zaragoza desde mi adiós. El club ha cambiado, no cabe duda.

Este verano, su rival del domingo ha sido uno de los protagonistas del mercado. El Rayo, sin embargo, mantiene la columna vertebral del pasado curso. ¿Lo considera una ventaja?

No lo sé, porque el Real Zaragoza ha cambiado mucho, pero ese cambio se ha producido por la llegada de jugadores de calidad. Cuenta, además, con un muy buen entrenador. Javier Aguirre es un técnico coherente, que sabe exprimir todo lo que tiene. El Rayo debe hacer las cosas bien y, sobre todo, mantener la unión que hay dentro y fuera del terreno de juego. Esa debe ser la clave para nuestra permanencia.

Según lo visto en las últimas temporadas, el del domingo es un partido entre rivales directos.

Por la historia y grandeza, el Zaragoza no debería ser nunca rival directo por la permanencia, no debería luchar por la salvación. Parece que el zaragocismo se ha resignado a que su equipo titubee con los últimos puestos, pero el club tendría que estar peleando por cosas más importantes. Además, no tiene sentido cambiar toda la plantilla si lo que buscas es la permanencia. En tal caso, deberías mantener el grupo y apostar por la cantera. Por lo visto, la Ley Concursal afecta a unos más que a otros. El del Rayo, por lo que se ha visto, es un mercado distinto al del Zaragoza. No estamos en el mismo baremo.

¿Le ha molestado que el Zaragoza haya fichado tanto?

No. Cada club gestiona su equipo como puede. Las limitaciones son numerosas en el Rayo Vallecano, pero se sacan adelante las cosas con lo poco que hay, con la gente del filial y con la que dio la cara en Segunda.

Usted es uno de los que más guerreó en la difícil temporada pasada. Ahora es un fijo en el once.

Desde que llegué hace dos años, he tenido la suerte de ser el que más ha jugado. Hasta hoy, el entrenador sigue contando conmigo, y yo intento aportar al máximo todo lo que tengo. Estoy ilusionado ante mi décima temporada en Primera. Cumpliré 37 años pronto, pero tengo ganas de seguir.

Volver a la máxima categoría es un premio muy exigente.

Sí, es una recompensa al esfuerzo que hicimos en una temporada muy larga y complicada. Conseguimos asegurar la viabilidad de un club que, de no haber subido, ahora mismo no existiría. Ahora lo vamos a dar todo por quedarnos aquí. Van a tener que sudar mucho para bajarnos.

Al Real Zaragoza, ¿qué le desea?

Que se estabilice y vuelva a ilusionar, que sus seguidores sólo deban estar pendientes de cuestiones deportivas... Y, a corto plazo, que se mantenga en Primera. Aunque creo que tienen equipo para estar pensando en otra cosa. Ojalá vuelvan a ganar títulos pronto.