REAL ZARAGOZA

Puja por Oliveira

Marcelino dio ayer por sentada la marcha del brasileño: "Creo que Ricardo va a irse". El dinero del Lyon francés puede frustrar el interés del Betis, la opción preferida por Oli.

Oliveira, en su etapa como zaragocista.
Puja por Oliveira
MAITE FERNÁNDEZ

Real Betis, Olympique de Lyon, Panathinaikos de Atenas, Schalke 04... La puja por hacerse con los servicios del Ricardo Oliveira entró ayer en su recta final y, en la sede del Real Zaragoza, el deseo es que la adjudicación de su destino en esta subasta pública se produzca cuanto antes para, antes de las 12 de la noche del sábado, día 31, los responsables deportivos del club aragonés tengan tiempo de contratar un sustituto en la plantilla para la segunda vuelta del campeonato.


Las últimas 24 horas han sido decisivas para que en el Zaragoza todo el mundo asuma la salida del equipo de la que fue en verano la gran estrella mediática de este proyecto en Segunda División. El propio entrenador, Marcelino García, reconoció anoche (lo había hecho durante la tarde en diversos medios madrileños y sevillanos) que es muy probable que Oliveira jugase el pasado domingo ante el Rayo Vallecano su último partido como zaragocista. "Creo que sí, que Ricardo va a irse antes del sábado. No sé todavía adónde, porque eso tendrá que decidirlo el club con arreglo a las diferentes ofertas que hay, pero se va a marchar del Real Zaragoza", dijo el entrenador blanquillo sin rodeos.


Marcelino ha comprobado en primera persona que el estado de ánimo del brasileño no es el adecuado para intentar que se quede hasta junio, tal y como dicta su compromiso contractual firmado en agosto por Agapito en unas condiciones económicas astronómicas para las cifras que rigen en la Segunda División. "Si Ricardo está al cien por cien de su potencial y su capacidad futbolística y mentalizado en su trabajo, es un futbolísta excepcional para cualquier equipo. Pero ahora eso no sucede y, para estar como está actualmente, lo mejor es que se vaya", asumió el preparador zaragocista.


El Lyon supera al Betis


La jornada de ayer provocó un aclarado en las posiciones y las ventajas que rigen en estos momentos en la peculiar puja que se está llevando a cabo por Oliveira. A primera hora de la tarde concluyó una aclaratoria reunión con los emisarios griegos del Panathinaikos, cuyo contacto español es el intermediario Manel Ferrer. El club ateniense manifestó que no puede pagar más allá de 7 millones de euros, dado que también está necesitado de un central -que será probablemente el maliense del Niza Cedric Canté- y no tiene más presupuesto para fichar al goleador que anhelan.


Tras esta cumbre, y una vez que los alemanes del Schalke tampoco llegan al ras mínimo exigido en millones de euros, Agapito supo ya que sus interlocutores definitivos en esta venta de Oliveira van a ser los franceses del Lyon y el Betis de Ruiz de Lopera.


Si hasta ayer el club sevillano era el mejor colocado, anoche los galos tomaron la delantera mediante una oferta firme que casi llega a los 15 millones de euros. El Betis cuenta, no obstante, con el factor favorable de ser el destino preferido por el delantero paulista. Allí tiene casa, allí desea volver su familia y allí seguiría disfrutando de España, su idioma y su idiosincrasia, bien diferente de la francesa en muchos aspectos. Pero a Agapito eso le importa poco y, al final, lo que mandará en la resolución final de este caso, será única y exclusivamente el dinero.


Y ahí, Lopera tiene un serio problema que resolver. Su intención de llevarse a Oli cedido es una utopía salvo que garantice a primeros de junio el pago total de los millones que el Zaragoza le pide o quiera aceptar al final. Y tampoco caben cambalaches con jugadores metidos en la operación a modo de prenda para rebajar el precio. Marcelino ha rechazado la opción de recibir cedido al medio centro Juande, que fue sugerido a finales de la semana pasada por los dirigentes béticos como pieza de intercambio. "Si Oliveira se va al Betis, no será a cambio de jugadores", aseveró anoche Marcelino en otra de sus manifestaciones.


Así pues, la resolución del futuro de Oli en el Zaragoza -y sus inevitables consecuencias- está ya en su recta final. Es cuestión de horas.