Prohibido silbar contra "La Marsellesa"

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, decidió ayer que todo partido de fútbol internacional en el que "La Marsellesa" sea silbada será inmediatamente interrumpido y los encuentros amistosos con el país rival quedarán suspendidos hasta nueva orden. La medida es consecuencia de los abucheos recibidos por el himno nacional en los prolegómenos del Francia-Túnez disputado el pasado martes en el Stade de France de Saint Denis (periferia de París), consecutivos a los incidentes de similar cariz que se produjeron en el mismo escenario frente a otras selecciones magrebíes: el 6 de octubre de 2001 con Argelia y el 17 de noviembre de 2007 con Marruecos. Incluso el secretario de Estado de Deportes, Bernard Laporte, ha ido más allá: tras calificar de "imbéciles" a los que silbaron, aconsejó que el equipo francés deje de jugar contra los del Magreb en París en adelante.


Las autoridades temían que se iba a repetir la eterna canción cuando los franceses se enfrentan a combinados de sus antiguas colonias norteafricanas en amistosos de teórica confraternización. En un intento de conjurar el peligro, los jugadores de los dos equipos salieron juntos al campo y la cantante de origen tunecino Lââm interpretó "La Marsellesa". Pero la pitada al himno nacional fue ensordecedor desde unas gradas pobladas mayoritariamente por espectadores oriundos del Magreb. Ante la escandalera desencadenada en los medios políticos, deportivos y periodísticos, Sarkozy convocó en el palacio del Elíseo a los responsables ministeriales y federativos para indicarles que, en adelante, si algo así se repite, el partido no se juegue y los miembros del Gobierno presentes en el palco se vayan del estadio. Las autoridades galas no han precisado si estas decisiones han sido comunicadas a la FIFA.


Especialistas en temas de seguridad alertaron del riesgo de desórdenes públicos por la evacuación de improviso de un recinto deportivo. "Yo no echo a la calle a 50.000 personas así como así, sin que las cosas hayan sido previstas por adelantado", declaró el presidente de la Federación Francesa de Fútbol, Jean Pierre Escalettes. Pero aseguró que Sarkozy, gran aficionado al balompié, le había garantizado que serían tomadas todas las medidas: "El Estado asumirá".


El 11 de mayo de 2002 Jacques Chirac, el anterior presidente, abandonó el palco cuando el himno fue silbado en una final de Copa entre el Lorient y el Bastia por los hinchas corsos. En 2003 Sarkozy, entonces ministro del Interior, promovió la instauración de un delito de ultraje a la bandera y al himno, punible con seis años de prisión y 7.500 euros de multa.