CAI ZARAGOZA, 81-PAMESA, 69

Ojalá sea así el primer día

El CAI venció al Pamesa (81-69), su primer rival liguero, tras administrar la renta de un increíble inicio

Se acerca el momento del debut en competición oficial y el CAI sigue dando pasos adelante en su preparación. Ayer deslumbró en una gran primera mitad en la que arrasó al Pamesa (su primer rival liguero) y, sin embargo, bajó en exceso sus prestaciones tras el descanso. A pesar de ello, de esa irregularidad, el conjunto zaragozano logró un meritorio triunfo ante un rival de los de arriba. El choque dejó más buenas sensaciones que malas y sigue reforzando la ilusión de un grupo y de unos aficionados que se desplazaron hasta tierras montisonenses para ver a su equipo. Ojalá este encuentro se parezca al primero de liga. Sería buena señal.


Que nadie lance las campanas al vuelo. Lo de ayer del CAI fue espectacular, sí, pero tampoco es demasiado real. Lo decía Curro al comenzar la pretemporada, que este periodo de preparación no es demasiado verdad. Pues si ha sido así con las derrotas no debe variar en el triunfo sobre un Pamesa que no se pareció en nada al que debe estar arriba en la ACB.


La primera mitad del encuentro disputado ayer en Monzón al son de la charanga (la localidad está en fiestas) fue un auténtico recital rojillo. A los hombres de Segura les entraba todo, pero además eran capaces de defender con intensidad e impedir casi cualquier acción positiva de los valencianos. El parcial de 14-4 con el que arrancó el choque con Lucas dirigiendo con criterio y Lescano y, sobre todo, DP anotando con jugadas de mucho mérito individual no fue ni mucho menos un espejismo.


Al revés, la ventaja aragonesa fue en aumento conforme más jugadores se fueron sumando a la fiesta. El siguiente fue un Quinteros que sigue soberbio en los lanzamientos y más tarde lo haría un Larry Lewis que ha alcanzado en esta pretemporada unos porcentajes de acierto digno de mención. La renta se fue a 13 a favor del CAI, y solo paró la escabechina con un par de robos de balón de Kugo que acabaron en canasta.


Pero a partir de ahí fue el repaso con mayúsculas. A los rojillos les entraban todos sus tiros, especialmente desde la línea de tres. Lucas, Paolo y Larry sumaron hasta el 50-22 al descanso, un increíble +28 que pocas veces se verá esta campaña.


Pero en la segunda mitad cambió todo. La intensidad del CAI se fue por los suelos, su acierto desapareció y el Pamesa creyó poco a poco en la remontada. Los de Segura se quedaron en tres puntos en cinco minutos y el granadino pedía sus tiempos muertos uno tras otro desgañitándose pidiendo agresividad e inteligencia a sus hombres, quienes realizaban faltas absurdas que deparaban continuos dos más uno de los de Katsikaris.


Fue un tercer cuarto para olvidar. La defensa flojeó, la selección de tiro empeoró y Shamond Williams aprovechó las circunstancias para acercar a los suyos a tan solo diez puntos en el marcador. Ver para creer.


Un triple de Guerra con el bocinazo de tan nefasto parcial devolvió las sonrisas al banquillo aragonés y la confianza en el equipo, que afrontó el último cuarto con el firme propósito de defender esa renta y sumar una victoria de calidad a una semana de la Supercopa. Y lo logró. Ambos equipos se mostraron más agresivos que hasta entonces, pero la igualdad imperó a lo largo de esos diez minutos finales, de tal manera que el CAI se anotó un gran triunfo.


Siguen fallando cosas, las lagunas de concentración, los ya habituales problemas en el rebote, las pérdidas absurdas... Pero un espectacular inicio pudo con todo ello. Si lo bueno supera a lo malo, bienvenido sea y si este partido se parece al del 4 de octubre, también.