GIRONA 2-0 SD HUESCA

No hubo opción

El Huesca finalizó la primera vuelta con una merecida derrota ante el Girona en Motilivi.

Imagen de un encuentro pasado
No hubo opción
JAVIER BLASCO

Tarde de sinsabores, de poco fútbol y derrota dolorosa, de espesura creativa y poca dinamita. Un cierre gris a una primera vuelta de gran mérito.


Calderón le dio la titularidad a Sorribas para que ejerciera de sostén como el capo Helguera, que ayer no pudo jugar al estar sancionado. A su alrededor, Camacho, Vegar y Sastre intentaban generar fútbol desde un rombo fluctuante de posiciones rotatorias y libertad creativa. Pero no era fácil, porque el Girona es como una mosca plomiza de belicosidad acentuada, un bloque que recuerda al Huesca en su campo: guerrero, solidario y sin concesiones gratuitas.


El juego era poco vistoso. El zapato contra su horma, el gemelo ante su espejo, dos escuadras de enorme despligue físico y mucho centrocampismo.


En esa exposición de ideas, el Huesca era el que quería invertir más tiempo en manejar el cotarro. Los de Antonio Calderón no aceptaban el fútbol de robo y ataque directo del Girona. Si la identidad de los azulgrana es cariñosa con el balón, ayer no tenía que ser una excepción, pero del dicho al hecho, de la intención a la realidad, la distancia se revelaba excesiva.


Medio sin querer, a base de empuje, balones largos y córners celebrados por la grada, el Girona se acercaba a Miguel mucho más que el Huesca a Ponzo. Los oscenses intentaban poner el poso, mientras que los locales acortaban el camino al máximo y en pocos toques procuraban abrir el campo para poner en dificultades al rombo oscense.


El Huesca anunciaba el peligro más que generarlo. Fueron ramalazos más que hechos consumados. Robert subía por su costado con su habitual pericia, pero esta vez los centros se quedaban blandos. La trilogía Sastre-Camacho-Vegar tampoco conectaba con los delanteros pese a intentarlo con denuedo. Ni el campo ayudaba. El césped de Montilivi es un pequeño patatal donde la pelota amarilla se harta de pegar botes y engañar al fútbol constantemente.

Empuje local


Siete córners en la primera parte convertían al Girona en ganador moral del primer tiempo. Al tran tran, sin brillo pero sin pausa, con fogonazos poco elaborados pero traicioneros, los de Raúl Agné hacían más por tantear la fiabilidad de Miguel, al que Calderón dio continuidad tras debutar la semana pasada por la enfermedad de un Eduardo que ayer ocupaba el banquillo de las esperas.


Roberto se consumía en desmarques desasistidos y Rubén vivía en su genial anarquía. De sus botas naranjas nacieron las aproximaciones más reseñables del Huesca. En una que cazó como extremo zurdo acabó merendándose a los dos defensores con un cambio de ritmo pleno de fe. Tal y como se iba, el delantero canario imaginó que la ponía en la escuadra contraria. El disparo cogió dos efectos pero no pudo con Ponzo. Esa jugada y un centro lateral que coqueteó con todos y con ninguno fue el escaso bagaje en ataque de los de Antonio Calderón.


En el último minuto de la primera parte, el Girona se topó con lo que había buscado más a base de corazón que de talento. Una falta que no lo pareció a Igor la utilizó Cañas para limpiar la escuadra. A colocar pero con firmeza. Cuando quieres ver a dónde va ya la estás recogiendo. Imparable.


En la segunda parte, Calderón deshizo el hermetismo de un rombo poco fructífero y empeñó el futuro a la línea de cuatro. En ella apareció Vara, que entró por el amonestado Rigo. Dorado pasó a ser central y Camacho asumía el destierro del lateral.


Hiciera lo que hiciera el Huesca, el Girona tenía claro qué plantear: regalar medio campo, dejar a los oscenses que se hartaran de tocar en zonas de no agresión y lanzar rápidos contragolpes con la velocidad de Felipe, Xumetra y Chechu.


Y el técnico de Mequinenza acertó, porque el único peligro de la segunda parte lo generó su equipo, en acciones de dos o tres pases. Contras de libro.


La entrada de Ripa devolvió a Camacho al centro del campo. Mucho retoque no ayuda a que la máquina funcione. Y si además el Girona te fulmina a contrapié, la historia se queda sin jugo.


Roberto y Rubén protagonizaron al alimón la única ocasión de verdad en un mal día, una página para arrancar del cuaderno dentro de una primera vuelta brillante. No hay motivo de alarma. El espíritu sigue latente.

Ficha técnica:

2. Girona: Ponzo, Jose, Serra, Cañas, Migue, Felipe Sanchón, Matamala, Dorca, Raúl Martín (Jito, m. 86), Paco Esteban (Chechu, m. 51) e Igor de Souza (Xumetra, m. 60).


0. Huesca: Miguel, Robert (Rodri, m.78), Corona, Rigo (Vara, m.46), Dorado, José Végar, Sastre, Sorribas (Ripa, m. 60), Camacho, Roberto y Rubén Castro.


Arbitro: José Antonio Teixeira Vitienes (cántabro). Mostró la cartulina amarilla a los a los locales: Paco Esteban, Igor, Migue y a los visitantes Corona, Rigo (38), Vara y Miguel. Expulkso por doble amonestación al local Felipe Sanchón (m.75)


Goles: 1-0, min. 45: Cañas. 2-0, min 71: Felipe.


Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima primera jornada de Segunda división disputado en el estadio Montilivi ante unos 5.700 espectadores.