La épica ascensión de la Ruta BBVA al 'padre de las nieves'

La etapa estrella ha sido la ascensión al nevado Quehuisha, a 5.170 metros de altitud.

Cada edición de la Ruta BBVA tiene marcada en el calendario una etapa "estrella", caracterizada tanto por su belleza paisajística como por la dureza intrínseca de su recorrido, pues, como propugna Miguel de la Quadra-Salcedo, creador y director de la misma, "uno tiene que enfrentarse a sus límites".


En esta ocasión, el lema "En busca de las fuentes del río de las Amazonas. El misterio de la danza de los cóndores", dejaba bien claro que la ascensión al nevado Quehuisha, a 5.170 metros de altitud, donde se establece el origen de la cuenca hidrográfica más extensa del mundo, sería la más importante.


Y no decepcionó a nadie: ni a quienes emprendieron la ascensión de 12 kilómetros a pie desde Yoqueta ni a quienes lo hicieron a caballo durante 21 kilómetros desde Lari.


"La marcha ha sido extraordinaria, épica, titánica, donde nos hemos enfrentado a nosotros mismos, a nuestras limitaciones, a nuestras carencias y, sobre todo, a nuestra voluntad", declaró al término de la marcha Jesús Luna, jefe de campamento de la Ruta BBVA, quien destacó que esa voluntad permitió "superar esas dificultades cooperando".


"Ese es el espíritu de la Ruta y es el que ha hecho que hayamos llegado aquí", agregó.

Sesenta ruteros fueron elegidos (por sorteo a partir de la forma física) de entre los 204 del campamento para afrontar la etapa más dura de esta vigésima novena edición. A ellos se les sumaron otras 30 personas (monitores, prensa, servicio médico y organización) para acometer, acompañadas por seis guardias locales, la ascensión al "padre de las nieves".


"El lugar es sagrado. Lo que tenéis aquí es el 'apu' Quehuisha, que es el padre de las nieves, que alberga el agua que corre a través de la Apacheta y alimenta la vida. Por eso hay que darle gracias", detalló Luna al referirse como un "dios-padre" al nevado que alberga la fuente originaria del Amazonas.


Tras unos problemas mecánicos de los vehículos que la trasladó hasta Yoqueta y que motivaron un considerable retraso en el inicio de la caminata, la expedición (en la que solo hubo 5 bajas durante el recorrido) afrontó la subida desde 4.700 hasta 5.170 metros de altitud y alcanzó la base en que se sitúa la placa que reconoce el punto originario del río Amazonas cuatro horas después.


Según los testimonios de quienes llegaron a la misma, la caminata fue bastante llevadera hasta el tramo final, en el que se alcanzó la altitud de 5.000 metros y las fuerzas empezaron a flaquear.


"Yo creo que sin la gente no hubiese sido capaz de llegar hasta aquí. Es más duro de lo que parece. Estábamos a 5.000 metros, además algunos estábamos resfriados. Hemos hecho un gran grupo y estoy muy orgullosa de todo el mundo", relató a Efe con lágrimas en los ojos Inés Cividenes, rutera procedente de la localidad española de Vigo.


En idénticos términos se expresó la guatemalteca Paula María Deleon, quien resaltó el apoyo entre los compañeros para alcanzar la cima: "En la última parte, que era lo más duro, te iban apoyando, iban cargando las mochilas unos a otros, iban dando ánimos. Los médicos iban apoyando en todo momento y los monitores siempre dando palabras de apoyo y empujones para llegar a nuestra meta".


Precisamente, uno de los monitores, Miguel Basagoiti, que estuvo presente en la anterior edición de la Ruta BBVA, calificó la marcha de "bastante más dura" que la que se desarrolló en la selva del Darién, en Panamá, hace un año, "por la dificultad de poder respirar".


Su trabajo, además de coordinar los grupos de expedicionarios, consistió en "una labor de motivación total" y alegó que una de las razones con las que animaba a sus ruteros era alcanzar la cima "por los chicos que no han podido venir".


La placa que visitaron los ruteros fue colocada en 2011 en reconocimiento a la expedición polaco-rusa-italo-peruana que, en 1996, llevó a cabo la Sociedad Geográfica de Lima liderada por Jacek Palkievicz y con el nombre de "Amazon Source 96".


Aquella expedición determinó que el río que había sido explorado en 1541 y 1542 por el español Francisco de Orellana era el más largo del mundo, al señalar el nevado Quehuisha como su fuente originaria que, paradójicamente, no tiene agua en la superficie.


A esos 5.170 metros de altitud llegó otro pequeño grupo de la Ruta BBVA, que decidió afrontar la subida a caballo desde otra vertiente, a 21 kilómetros de distancia, con inicio en Lari.


Cinco horas y media después del comienzo de la cabalgata, que incluyó los pasos por cerros escarpados y quebradas para salvar los 2.000 metros de diferencia de altitud que hay entre Lari y el nevado, los ocho integrantes de este grupo alcanzaron la cima.


El retraso en la salida de ambos grupos provocó que la noche los sorprendiese y así, mientras la pequeña expedición hípica regresó a Lari en plena oscuridad, la que ascendió a pie el Quehuisha se resguardó del frío en un refugio de la zona hasta que fue rescatada a primera hora de la mañana por el Cuerpo de Alta Montaña de la provincia de Caylloma.