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Nuevos retrasos en el salto estratosférico

El aventurero Baumgartner, que aspira a superar la velocidad del sonido, se enfrenta de nuevo a problemas derivados del fuerte viento.

Baumgartner, preparándose para el salto
Nuevos retrasos en el salto estratosférico
EFE

El salto estratosférico con el que el austríaco Felix Baumgartner pretende superar la velocidad del sonido en caída libre vuelve a sufrir retrasos debido al excesivo viento.


El comienzo de los preparativos finales estaba previsto para las 12.00 horas GMT, pero nuevas rachas de viento lo han retrasado hasta las 13.30 horas GMT, según los datos que ofrece la misión.


"Sucede lo mismo que el pasado martes con los vientos en la parte superior del globo", explicó a la televisión austríaca "Servus" el meteorólogo jefe del experimento que tiene lugar en Roswell (EEUU), Don Day, que cifró las posibilidades de completar hoy la misión en un 70 %.


El pasado martes la ascensión del globo de helio que llevará la cápsula de Baumgartner hasta 36.576 metros se suspendió debido al fuerte viento, que para un lanzamiento óptimo deberían de ser de menos de tres kilómetros por hora en los primeros 244 metros.


A las 10.55 horas GMT se detectaron en el lugar del lanzamiento rachas de viento de 11 kilómetros por hora, según los datos de la misión.


El aventurero austríaco, que se prepara desde hace cinco años para esta misión, pretende romper cuatro récords: ser el primero en superar la velocidad del sonido (más de 1.100 kilómetros por hora) sin ayuda mecánica; en realizar el salto con paracaídas desde más altura; protagonizar la caída libre más larga (unos cinco minutos y medio) y subir en globo al punto más alejado de la tierra.


El globo que se utilice hoy es el único de reserva, por lo que de utilizarse y suspenderse el intento posiblemente el proyecto deba cancelarse hasta dentro de varios meses, ya que no se puede volver a emplear una vez desplegado.


La película sintética que conforma el globo es muy delicada, ya que el plástico en el que está fabricado es de apenas 0,002 centímetros de grosor, diez veces más delgado que las bolsas de plástico que se utilizan para congelar alimentos.