CAI ZARAGOZA

Las gradas festejaron el ascenso con anticipación

La victoria caísta, acompañada de una nueva derrota del Bruesa, pone al conjunto aragonés con un pie y tres cuartos en la ACB.

La autopista hacia la ACB une Zaragoza con San Sebastián, pero el tramo bueno cada vez está más cerca de Aragón. Tanto, que el CAI tiene un pie y tres cuartos en la máxima categoría, después de que a su victoria de ayer se uniera un nuevo tropiezo del Bruesa donostiarra.


Los números son tan sencillos como ilusionantes: quedan cinco encuentros y el conjunto aragonés aventaja en tres victorias al segundo clasificado.


No está hecho, pero es imposible que se escape. Esto no es el Getafe jugando más de cien minutos con un hombre menos ante unos alemanes eternamente hermanados con la fortuna; esto es el mejor equipo de la Liga, el que tiene a los mejores en casi todas las facetas del juego, el que posee más y mejor profundidad de banquillo y el que cuenta, probablemente, con la mejor afición de España, por lo menos en número de carnets.


Aunque el CAI no había terminado de finiquitar su partido contra Los Barrios, la noticia estaba en Guipúzcoa, donde Melilla amenazaba con dinamitar por completo la aspiración del Bruesa de ascender como primero. Es como si la concentración de los donostiarras se hubiera venido abajo, convencidos de que ese lugar de privilegio tenía un inquilino predestinado este año.


Los medios de comunicación, en un ejercicio de ortodoxia cuestionable, casi miraban más el resultado on-line del conjunto vasco que las evoluciones de los hombres de Curro Segura.


Entre internet y las ondas hertzianas, había un público para dos partidos. Cuando se confirmó la derrota del máximo rival, el pabellón inició su recital de cánticos con la escasa armonía que da la improvisación, pero con el sentimiento de que el regreso a la elite es cuestión de días. Convicción que los protagonistas deberán negar como dicta la deontología en estos casos, pero de la que también son partícipes después de haber probado su hegemonía.


Con permiso de Segura y el manual de la prudencia, la traca final ya se puede ir preparando, con tal de que los jugadores sigan a lo suyo sobre la pista.