ANÁLISIS

Crisis a la francesa

Selecciones tradicionales como Francia, Inglaterra, Italia, Alemania o España están sufriendo más de lo esperado en el Mundial. No han logrado victorias ante equipos teóricamente muy inferiores.

Crisis a la francesa
Crisis a la francesa
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Miren lo que está pasando: España perdió, Francia perdió, Alemania perdió". Los conocimientos futboleros de Hugo Chávez son un enigma, pero el presidente venezolano "clavó" el debate: ¿está contagiándose el fútbol de la "vieja Europa" de la depresión económica que vive?

Debate que puede convertirse en papel mojado a partir de hoy, cuando Italia busque revancha de su 1-1 ante Paraguay enfrentando a Nueva Zelanda, o mañana, si España se recupera, tal como se espera, ante la débil Honduras. Pero Chávez es habilísimo para aprovechar las oportunidades que entrevé. En el verano europeo el Mundial es solo un divertimento para escapar de la cruda realidad.

¿Se hunde el fútbol en la Europa tradicional? Prematura afirmación. Más bien podría decirse que emergen otros, un abanico que va desde la fe de los suizos para resistir y asestar la estocada a España, hasta el buen juego de la pequeña Eslovenia, pasando por la sanguínea y electrizante Serbia.

Mientras los actores de reparto viven su momento, grandes como Francia, Inglaterra, Alemania, España e Italia sufren. Solo Holanda, aún lejos de su nivel, comienza a encontrar un camino.

Lo de Francia, con un empate, una derrota y ningún gol marcado, parece no tener solución en este Mundial. Los hinchas "bleus" sabían que con Raymond Domenech al frente su selección estaba más cerca de la disgregación decadente que de sorprender como hace cuatro años, cuando llegó a la final.

Pero el equipo superó los peores pronósticos. Si hasta Zinedine Zidane, el hombre que llevó a Francia hasta la final de Alemania 2006 para destruirla luego con un histórico cabezazo, fue impiadoso con Domenech: "No es un entrenador, es un seleccionador de jugadores". Nicolas Anelka fue menos sutil y le lanzó un "hijo de puta" a su entrenador en el entretiempo del partido que México ganó 2-0.

Inglaterra es otro caso de estudio: llegó al Mundial como una de las selecciones más sólidas de las eliminatorias, en las que entregó goles a granel, y ahora podría irse en primera ronda como no le sucedía desde Suecia 58.

Tenía, además, el aval de Fabio Capello como seleccionador y el peso de Wayne Rooney, un delantero hambriento de redes y al que un comercial de la firma "Nike" situaba en la disyuntiva: caballero del imperio británico o ermitaño aislado en un camping.

Tras dos partidos y apenas dos puntos Rooney está más cerca de dejarse crecer la barba en una caravana que de ver la espada rozando su cabeza. Su nerviosismo fue evidente en la noche del viernes, cuando tras el triste empate a cero con Argelia enfiló hacia la cámara de televisión y gritó: "Es muy agradable ser abucheados por tus propios fans. Muy leales".

Con el arco en crisis y enfrentados a sus fans, el alemán Franz Beckenbauer quizás se quedó corto acerca de los ingleses cuando esta semana, en una columna criticó al equipo de Capello: "Pareció que los ingleses habían caído de nuevo en los malos tiempos de pelotazo y a correr". Nada cambió en el segundo partido.

¿Y Alemania? Un caso de doble personalidad. Ilusionó e impactó en su debut con el 4-0 sobre Australia, pero se trataba de unos "aussies" en el túnel del tiempo, nada que ver con aquella selección que Guus Hiddink dirigió en Alemania 2006. Así, en cuanto se topó con un adversario duro como es Serbia, Alemania perdió 1-0, vio expulsado a Klose y falló un penalti. Ahora se tiene que jugar la vida el miércoles con Ghana en un Grupo D en el que todo es posible.

España ofrece un mejor pronóstico. Pese a la enorme sorpresa que implicó el 1-0 de Suiza en el debut, los de Vicente del Bosque buscarán golear a Honduras mañana para definir ante Chile. Si superan el nerviosismo del debut tendrán con qué, lo que no quita que en casa ya hayan brotado críticas, muchas oportunistas.

Italia, campeona mundial envejecida y con el arquero Buffon lesionado, bien pudo perder con Paraguay, y su futuro está abierto.

Que los grandes sufran no deja de ser coherente con un Mundial que está ofreciendo un fútbol avaro y en el que todo es posible: incluso que Brasil tenga la defensa como gran sustento y envidie la potencia ofensiva de Argentina.