CICLISMO

La última de Cañada

El aragonés David Cañada, uno de los corredores con más clase del pelotón, será operado hoy de una fractura de escafoides, tras caerse en Suiza

David Cañada es uno de los ciclistas más longevos del pelotón internacional; y también uno de los de más clase. Su carrera, sin embargo, ha encontrado en demasiadas ocasiones el reverso, el lado oscuro.


Como el pasado sábado, cuando se vio implicado en una caída en la Vuelta a Suiza que lo mandó para casa. El deportista aragonés será operado esta mañana en la Clínica Montpellier de fractura de escafoides. En principio, deberá estar un mes de baja y confía en acomodarse en la parrilla de salida de la Vuelta a España.


David Cañada se inició en la ONCE de Manolo Saiz y ha pasado por el Mapei y el Quick Step antes de alinearse en el Saunier Duval de Josean Fernández 'Matxín'. Lo más granado del pelotón internacional. Es asiduo del Tour, del Giro, de la Vuelta a España; y siempre encuentra acomodo en las grandes pruebas del calendario.


Su palmarés, sin ser extenso, resulta llamativo, elegante, muy al estilo de su propia forma de ser, un aristócrata del ciclismo. El zaragozano acumula triunfos como la prestigiosa Volta a Cataluña, la Vuelta a Murcia y el Circuito de La Sarthe. El año pasado se adjudicó con el Saunier Duval el triunfo por equipos en el Giro de Italia; ha ganado una etapa en el Tour -una contrarreloj por equipos con la ONCE- y ha subido al podio para vestir el maillot blanco de mejor joven en la Grand Boucle, cuando era segundo en la general, por detrás de su compañero Laurent Jalabert. Su trayectoria, además, está jalonada de triunfos parciales, sobre todo en las cronos, modalidad en la que es especialista.


Ahora, Cañada es un lujo para cualquier líder en el Saunier Duval. Ha llevado a Riccó en volandas en el Giro de Italia y su director, Matxín, lo tiene como hombre de confianza en la formación amarilla. Pero este superclase está perseguido por la malaventura, en sus años de ciclista no ha conseguido esquivar una mala suerte que le ha perseguido desde sus tiempos de aficionados.


Porque el aragonés, que era una de las opciones de la selección española en categoría amateur en el Mundial de Colombia, no pudo tomar parte finalmente en la prueba, al sufrir una caída cuando entrenaba en el escenario de la prueba. Con posterioridad, Cañada ha tenido que enfrentarse a los problemas derivados de una dolencia cardiaca: un 'wolf parkinson white' que no se le pudo solucionar en una clínica de Milán y que le obligó, entre otras cosas, a abandonar la Vuelta a España por culpa de una taquicardia hace tres años; ha tenido que soportar tendinitis, complicaciones en el tendón de Aquiles, dolores crónicos en la muñeca -la enfermedad de Kienbock-, que le impedían hacer fuerza en la mano y, entre otras lesiones, se rompió el brazo mientras entrenaba en invierno en Zaragoza, al resbalarse sobre una placa de hielo y caer al suelo.


En la última edición del Tour, el ciclista zaragozano se marchó a casa con una fractura de clavícula. Se fue al suelo cuando iba escapado y con opciones de lograr la victoria en Gap.


Su empeño le ha llevado a sobreponerse de todo. Incluso del doloroso trance de ver cómo unos compañeros de fuga le arrebatan el triunfo de etapa en el Tour a falta de 200 metros de meta, después de afrontar en solitario los últimos siete kilómetros. Ese mismo año lo había sufrido ya en la Vuelta a Luxemburgo. Aunque la repercusión, sin duda, no es la misma, el mal trago se repite como un martilleo doloroso...


Cañada pasa hoy por el quirófano para resolver su fractura de escafoides: "Me da rabia porque después de esquivar todas las caídas del Giro, me voy al suelo en una carrera más sencilla. Pero no lo pude evitar".


Su empeño y tenacidad le llevarán a pelear de nuevo en la carretera. Ya tiene un reto en su punto de mira: la Vuelta a España.