VUELTA A LOS ENTRENAMIENTOS

La Roja respira

El tiempo juega a favor del equipo de Vicente del Bosque, que ha olvidado sus angustias tras el pase a ocatvos.

Consumado el pase a octavos, todavía con la tensión del partido ante Chile, tan lleno de enigmas que hubo que ir descifrando, Vicente del Bosque vino a reconocer que España no había podido ser ella misma durante toda la primera fase. El motivo fue la derrota ante Suiza, “ese partido nos perturbó”, admitió el seleccionador. Efectivamente, así fue. La Roja ha sido, realmente, un equipo perturbado desde su tropiezo en Durban, que dibujó un escenario absolutamente inesperado. El peor posible. Nada convenía menos a una selección que llegó al Mundial pidiendo a gritos un pequeño margen de tiempo y de tranquilidad, para que algunas de sus figuras entraran en forma, que no tener un segundo de sosiego y cargarse de ansiedad desde el primer día. Pero así es el fútbol.


Obligada a nadar a contracorriente, exigida como nunca -y no sólo ya por el entorno, como otras veces, sino por ella misma-, la selección lo ha pasado mal. Xavi Hernández fue muy claro en la zona mixta del Loftus Versfeld de Pretoria. “Ahora nos llega la presión que deseábamos, que no es la presión del sufrimiento que hemos tenido después del primer partido”, comentó. Hasta en la propia cara de los jugadores, cuano ha llegado a reconocerse de verdad en ninguno de los tres partidos que ha disputado en Sudáfrica. En el primero cayó bajo el peso de la ley de Murphy. En el segundo, le faltó puntería para obtener una goleada reparadora. Y en el tercero tuvo que sudar tinta para resolver un jeroglífico endemoniado. La cuestión, por supuesto, es que España empiece a reconocerse a partir de ahora. El martes ante Portugal en Ciudad del Cabo, sin ir más lejos.


Hay razones para pensar que España ha salido reforzada de su paseo por el alambre. Sólo los grandes vencen sin rendir a pleno rendimiento. Por otro lado, todos los equipos ganan cuajo cuando superan grandes dificultades. De la misma manera, nada puede volverse más pernicioso que ganar con la gorra, como quien lava. En la mayoría de las veces, eso sólo trae autocomplacencia, que siempre es el primer paso hacia el fracaso. En este sentido, el equipo nacional se antoja ahora mucho más peligroso de lo que lo hubiera sido de haber alcanzado los octavos de final tocando la vuvuzela, sin rivales que le exigieran y sin infortunios a los que sobreponerse.


El tiempo también juega a favor de algunos futbolistas fundamentales para que la selección alcance el nivel de juego que podría llevarle a levantar la Copa del Mundo el próximo día 11 en el Soccer City de Johannesburgo. Ante Chile, por ejemplo, se asistió al regreso de Andrés Iniesta, declarado el mejor jugador del partido. Se trata de una noticia formidable porque, hace apenas unos días, el de Fuentealbilla emitía al exterior señales muy preocupantes. Otro caso es el de Fernando Torres, al que todavía se le está esperando. Su llegada, sin embargo, ya está más cerca. Y también Cesc. Con ellos bien, España respira mejor.