REAL ZARAGOZA

La hora de La Romareda

Los jugadores celebran junto a los aficionados un gol en la victoria frente al Almería
La hora de La Romareda
JOSÉ MIGUEL MARCO

La visita al Heliodoro Rodríguez López supuso el gozoso paréntesis a una nefasta racha que perseguía al Zaragoza viajero. Una semana después, el conjunto aragonés debe desactivar otra suicida tendencia que le atenaza cuando se embute en el traje de anfitrión. No hay salvación sin triunfos en La Romareda. Un mandamiento sobre el que desde mañana mismo hay que conquistar la tranquilidad y la permanencia.

 

El estadio municipal ha sido históricamente un territorio amigo para los blanquillos, un granero inagotable de esperanzas y la tumba de muchos rivales de porte aristocrático. Esta admirable tradición se ha hecho añicos en el presente ejercicio, siendo uno de los motivos esenciales para encontrar a los zaragozanos en puestos de descenso a Segunda. Únicamente Racing de Santander, Osasuna, Xerez y Valladolid han amasado menos puntos como locales.

 

Tres triunfos, tres empates y tres derrotas conforman el hiriente balance. Una pésima inercia que se ha acelerado en las últimas cuatro jornadas. La última victoria data del 1 de noviembre, frente al Almería (2-1), con Marcelino García Toral en el banquillo. José Aurelio Gay todavía no se ha estrenado en este apartado. De no doblegar hoy al Sevilla, el Real Zaragoza firmaría una de las diez peores rachas de su historia en su campo.

 

Sin embargo, hay datos (unos pocos) que entregan un gramo de esperanza. El Zaragoza es el quinto equipo que menos tantos ha encajado en casa (8), superado por Mallorca (3), Barcelona (6), Real Madrid (6) y Sporting de Gijón (7). Un valioso activo que se embrutece por la anorexia goleadora. Diez dianas en nueve encuentros conforman un botín exiguo. Afinar el punto de mira y la ejecución se antoja una misión fundamental para confirmar el despegue y retar a los hispalenses.

 

En la teoría, el Sevilla concurriría como el enemigo menos propicio para acometer este propósito de enmienda. Cuarto clasificado, con una plantilla profunda y vivo en las tres competiciones en las que toma parte, su nivel dista miles de kilómetros del conjunto de Gay. Pero una persistente irregularidad acecha a los hombres de Manolo Jiménez a lo largo del campeonato. Ha desperdiciado puntos ante contrincantes inferiores y lejos del calor de Sevilla no atiende a términos medios: o gana o pierde.

 

Además, un elemento de distracción puede alterar tanto la alineación del técnico como el rendimiento de sus jugadores. A la vuelta de la esquina, el próximo miércoles, les aguarda la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey en Getafe. Pese a la comodidad que supone el 2-0 cosechado en el Sánchez Pizjuán, no ha aflorado una pizca de confianza en todos los estamentos sevillistas. El propio Getafe fue capaz de voltear un 3-0 al Barcelona de Messi hace tres años. Ante esta tesitura, resulta imposible no dosificar energías, concentración y talento. Un filón que el Real Zaragoza debe explotar con una sobredosis de motivación e intensidad.

Ha llegado la hora de La Romareda.