El delantero japonés Shinji Okazaki ha anunciado que se retirará al final de la temporada. Una noticia que ha abierto las compuertas de la nostalgia en la SD Huesca, pues el paso del jugador de 37 años por el club azulgrana se recuerda como un éxito deportivo y estratégico. Incorporado en septiembre de 2019, jugó dos cursos en los que ascendió a Primera División, fue el máximo goleador del equipo en aquella temporada y situó al club en el mercado oriental. Además de ser un jugador respetado y profesional, tras su salida mantuvo vínculos con la entidad y facilitó acuerdos con clubes y empresas de su país.

Con un breve mensaje en sus redes sociales ("He decidido retirarme. Como jugador daré lo mejor de mí hasta el final"), Okazaki se echa a un lado después de una andadura en el fútbol europeo que le ha permitido conocer, además de España, Alemania, Inglaterra y Bélgica. Hasta el verano seguirá jugando en este último país, en las filas del Sint-Truidense, y su nombre se asociará para siempre al Leicester y al histórico e impensable título de campeón de la Premier League que alcanzó en 2016. Tres años después aterrizó en Huesca gracias a una carambola: el Málaga no pudo inscribirle debido a los problemas económicos que arrastraba por entonces y el club azulgrana se anticipó en una súbita carrera por hacerse con sus servicios.

Incorporado como agente libre, se le presentó días después en El Alcoraz delante de 2.000 aficionados. El dragón se había posado en el estadio azulgrana y no iba a desaprovechar la confianza que le daba un conjunto recién descendido que había apostado fuerte por regresar a Primera. En aquella campaña 19-20, la del covid, la SD Huesca subió como campeona de Segunda División y Okazaki fue el máximo anotador con 12 dianas; la primera, la que dio una victoria ante el Girona en la octava jornada; la última, en el encuentro que brindó el ascenso matemático ante el Numancia en casa el 17 de julio de 2020.

Alcanzó así su anhelo de actuar en la máxima categoría del fútbol español, pero careció de ese protagonismo del que había disfrutado. El técnico Míchel Sánchez contó de manera más regular con Rafa Mir y Sandro Ramírez en la punta de ataque. También Pacheta tras el cese del madrileño, y su único gol lo anotó en el empate a tres con el Granada en Los Cármenes. Consumido el contrato con los azulgranas, se despidió con un balance de 64 partidos y 13 goles para firmar después con el Cartagena en su última aventura española. Desde entonces ha actuado en Bélgica sin dejar de lado un perfil empresarial que le mantiene ligado a Huesca, con la puesta en marcha de una academia que ha traído a jóvenes promesas del país del Sol Naciente a la residencia de la Base Aragonesa de Fútbol.