Con 27 futbolistas, 24 de campo y tres porteros, ha trabajado la SD Huesca en vísperas de recibir este domingo a la Ponferradina (18.30, LaLiga SmartBank TV) en el partido de la permanencia, sí o sí. Ha de serlo para no embarullar más todavía el final de la temporada; con un empate basta, mejor si se gana. De perder, la agonía se prolongará al menos hasta Lugo sin que haya que temer el peor de los desenlaces con un margen de ocho puntos sobre el descenso con los últimos nueve por disputarse. En todo caso, no se quiere ir más allá de este fin de semana y se pretende que las citas en el Anxo Carro y con el Eibar en el cierre se alcancen con el equipo liberado de una presión sobrevenida por la discreta segunda vuelta que ha realizado.

Cuco Ziganda, que deberá cumplir el primero de los dos partidos de suspensión tras ser expulsado en Leganés, tiene donde elegir. La vuelta de Joaquín Muñoz después de una ausencia de cinco encuentros supone la noticia más feliz y cabe pensar incluso en que disponga de minutos. Si no entre los titulares sí en el segundo periodo. La baja de Carrillo, otra semana más, merma el ataque de la SD Huesca, que sin embargo deberá realizar un descarte respecto a la convocatoria de Butarque. Con el añadido de Joaquín, el desplazado podría ser el canterano Diego Aznar, que sí se ha entrenado este sábado junto a Manu Rico, Hugo Anglada y Pablo Tomeo.

Una sesión en la que ha cobrado protagonismo Adrián Sipán puesto que será quien se siente en el banquillo por la sanción de Ziganda y también de Mossa. En el caso de este último, el segundo y el último partido que se le impuso después de ver la roja en Málaga. El oscense, que comenzó a trabajar con el primer equipo durante la era de Anquela, percibe así un reconocimiento indirecto por su labor como analista y en la construcción de la estrategia, como reivindicó el entrenador navarro en su rueda de prensa previa. Se esperan cambios en el once con los posibles regresos de Blasco, Sielva, Obeng o incluso Kento para contener a una Ponferradina que jugará a tumba abierta, con la urgencia de no marcharse de El Alcoraz matemáticamente descendida a Primera RFEF.