En un verano tan atípico, la SD Huesca se encuentra inmersa en la cuenta atrás para la vuelta a los entrenamientos. Parece que fue ayer cuando se estaba celebrando el título de campeones de Segunda División, y el próximo miércoles está señalada la vuelta a los entrenamientos. Es la hoja de ruta prevista, con las pruebas médicas y los test para descartar que haya contagios por coronavirus desde el lunes. Todavía revolotean más interrogantes que certezas en el aire, a la espera de que la Liga y las autoridades sanitarias pongan negro sobre blanco el protocolo de entrenamientos de pretemporada común para los clubes profesionales.

Estos, en principio, serán grupales. De la misma naturaleza que los desarrollados por la plantilla azulgrana desde el pasado 18 de mayo hasta el final de la campaña. La competencia en este sentido emana de las comunidades autónomas y, salvo retroceso obligado en caso de que se detectara algún positivo por covid-19 en los test PCR y serológicos, será la constante durante el mes de trabajos a las órdenes de Míchel Sánchez antes de que arranque el curso 2020-21. Las sesiones conjuntas no podrán iniciarse sin que los resultados arrojen un saldo negativo en su totalidad, como ha sucedido en otros casos como el Bada Huesca de la Liga Asobal.

Otra de las anomalías de esta pretemporada, y aún pendiente de precisarse, residirá en la organización de los partidos amistosos: a puerta cerrada, coordinados por la propia Liga de Fútbol Profesional y con un exhaustivo control previo a los dos contendientes. Las instalaciones del IES Pirámide estarán debidamente desinfectadas y con el césped de los dos campos de fútbol en perfecto estado de revista. Este viernes está previsto un encuentro del club al más alto nivel para terminar de perfilar estas cuestiones. Asimismo, la última semana de agosto tendrá lugar la habitual concentración veraniega, con Benasque como destino habitual las últimas temporadas y la condición del aislamiento como inexcusable.