Última función antes del estreno oficial

El Huesca se mide esta tarde al Alavés, otro rival de Primera División, en la localidad de Alegría-Dulantzi (19.00).

Semedo persigue a un jugador del Oviedo durante el amistoso de este pasado miércoles en Olaranbe.
Semedo persigue a un jugador del Oviedo durante el amistoso de este pasado miércoles en Olaranbe.
Real Oviedo

La de este sábado para la Sociedad Deportiva Huesca es su última función antes del estreno oficial. Es el séptimo experimento y por delante ya no hay nada más. El Eibar y el estadio de Ipurúa son un destino cada vez de mayor cercanía y es por ello que se agota el tiempo para la alquimia futbolística. Leo Franco debe poner en práctica contra el Deportivo Alavés (a las 19.00 en la localidad de Alegría-Dulantzi y en directo por Aragón TV) todos los mandamientos aplicados a lo largo del período preparatorio. En la siguiente oportunidad, el Huesca jugará nada más y nada menos que un partido que entrará en la leyenda de la etapa dorada del club azulgrana. La Primera División va a dar la bienvenida al Huesca el 19 de agosto en tierras vascas y no es cuestión de presentarse en semejante fiesta de cualquier modo. Por eso, también en el País Vasco, los altoaragoneses desean dar un empujón a su confianza frente a un Alavés que se ha asentado en la máxima categoría.

Los vitorianos saben perfectamente cómo se mueven los hilos por la Primera División. Saben que cuando el telón liguero se despliegue ya no se permitirán fallos. Es lo que dicta una regla no escrita que continuamente se escucha en boca de entrenadores y futbolistas: en Segunda fallas y tal vez tengas alguna posibilidad de sobrevivir, mientras que en Primera cada error grosero sacude tu portería. Y sacudidas, cuantas menos, mejor, claro está. De hecho, según han ido declarando los futbolistas durante las últimas semanas el Huesca 2018-19 presentará variaciones tácticas y del propio modelo de juego respecto a la formación que armó Rubi para tomar el ascensor.

También adelantó algunos trazos de su postulado final el técnico Leo Franco en la concentración celebrada en Benasque entre el 9 y el 19 de julio. «Me gustan los equipos cortos», señaló. El argentino, por una parte pretende juntar sus líneas para incomodar a los rivales; por otra parece dispuesto a formar con dos delanteros centros que tendrán que aportar goles pero a la vez tendrán que ser la primera línea de presión. El esfuerzo para el colectivo y el orden son dos de los grandes postulados que defiende Leo Franco, su cuerpo técnico y también los futbolistas.

Todo el mundo en el vestuario oscense es consciente que para el éxito en su debut en Primera están obligados a poner más esfuerzo, dedicación y kilómetros que el resto de enemigos.

En los seis amistosos anteriores al Huesca se le ha notado durante bastantes fases espeso y falto de ritmo. No es una circunstancia extraña en pretemporada. Tanto que va intrínseca a ella mientras las cargas físicas de los entrenamientos se multiplican.

Sin embargo, a medida que la primera jornada de liga toma forma, el volumen de las sesiones va descendiendo y, a priori, los futbolistas comienzan a ganar esa chispa y esa frescura tan necesarias en la competición. Como lo son los minutos de juego. De ahí que a buen seguro unos cuantos de los once titulares terminarán el partido con el Alavés. Un once, por cierto, que ya dará muchas pistas para la foto de Ipurúa en los prolegómenos del histórico Eibar-Huesca.

Sin Musto y sin Chimy Ávila

En el ensayo definitivo no podrá utilizar este sábado Leo Franco a dos de los actores: sus compatriotas Damián Musto y Chimy Ávila. El primero, el centrocampista de corte defensivo cedido por el Tijuana mejicano, no puede jugar hasta el día 16 porque arrastra una sanción por dopaje; el segundo se recupera de una lesión muscular.

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