Un capitán para el Huesca con 23 años y galones de sobra

Su gesto característico a la hora de celebrar los goles, señalándose la cabeza con el dedo índice, se ha convertido en una de las estampas más habituales a la hora de ilustrar los partidos del Huesca en este arranque de la temporada. Los tantos de Melero se erigen como una de las claves del buen inicio de campaña que ha protagonizado el conjunto azulgrana, que va de camino de ser el mejor de su historia. Hasta en seis ocasiones el mediocentro madrileño ha enviado el balón a la red del rival, lo que le convierte de momento en el pichichi del conjunto oscense, por delante de los delanteros puros con los que cuenta la plantilla, y solo seguido de cerca por Cucho, la otra revelación del Huesca –y también de toda la categoría– en este curso, y que ha anotado en cinco ocasiones.

La estadística dice que de cada 140 minutos disputados llega un gol de las botas de Gonzalo Melero, y que además tienen el valor añadido de no haber caído en saco roto, sino que han aportado enormemente al casillero de puntos de su equipo, en el que tras la décima jornada luce un 16. Así, su certero cabezazo dio un punto en los últimos minutos en El Sadar contra el Osasuna. También fue suyo el único gol frente al Valladolid que inició en El Alcoraz la gran racha que atraviesa su equipo. Y más reciente, fue el encargado de transformar el penalti cometido sobre Vadillo el pasado viernes en El Molinón, y que permitió al Huesca alcanzar su quinta jornada consecutiva sin perder.

En ese momento asumió un rol que todavía no tenía un dueño claro en el equipo, después de que Cucho Hernández hubiera enviado directo a la grada el único penalti recibido por el equipo en lo que llevamos de competición, frente al Rayo Vallecano. De esta manera, recogió Melero anotando desde los once metros el testigo de Juanjo Camacho, tirador habitual –aunque el pasado curso lo hizo Samu–. Al igual que ya le tomó el relevo anteriormente con el brazalete de capitán. El hecho de que ni el propio Camacho ni Carlos David ni Íñigo López, los otros jugadores con más recorrido dentro del vestuario azulgrana, no estén entrando demasiado en este arranque en los planes de Rubi, ha llevado a Melero a ocupar esa condición dentro del vestuario, por delante de otros jugadores de más edad y con su misma veteranía, e incluso superior, como Juan Aguilera. Pero con solo 23 años y a pesar de jugar únicamente su segunda temporada en el equipo, no le pesa el brazalete azulgrana ni lo que representa.

Muy cómodo en el trivote

Al margen de la condición de capitán, a Melero se le percibe muy cómodo en el sistema que ha acuñado su entrenador en las últimas semanas, en el que apuesta por colocar un trivote de mediocentros, con Melero junto a Aguilera y Sastre –o Luso en menos ocasiones–, y que lo sitúa a él en el pico más adelantado del triángulo que dibujan los centrocampistas, casi actuando de mediapunta. De esta manera se libera un poco de tareas defensivas, al sentirse más respaldados por sus compañeros, lo que le permite dar rienda suelta a la efectividad en ataque de la que ya hizo gala el pasado curso.

"Estando muy satisfechos con su trabajo, creemos que es un jugador que puede darnos más", dijo en una ocasión Rubi a la hora de referirse a uno de sus jugadores más aventajados y del que aseguró "tiene los pies en el suelo". Y dentro de estos aspectos con margen de mejora de Melero, explicó el técnico, está el llegar con más oxígeno a los finales de partido, sin para ello restar aportación en el campo, ya que se trata de uno de los jugadores con mayor área de influencia, actuando de área a área. Unas mejoras que le impulsarían todavía más entre los destacados de la competición.