Los mensajes del vestuario del Huesca en los días previos a la disputa del partido aplazado contra el Mallorca hablaban de prudencia ante el posible exceso de moral en el ambiente tras dos victorias consecutivas en campos complicados. “Todavía tenemos que sufrir mucho”, aseguraba Anquela, o “no podemos creernos más guapos de lo que somos”, decía Mérida. Pero sería el propio desarrollo del encuentro ante los baleares sería el que apagaría la euforia, con un 0-2 tras media hora disputada, que actuaría como un jarro de agua fría arrojado sobre una vela en la moral de los locales. Y aunque Anquela optó por avivar la llama desde el banquillo cuando todavía no se había llegado al descanso, la salida de hombres más ofensivos no logró la reacción esperada en la segunda parte, en la que el Huesca terminó moviéndose más por orgullo que por rigor táctico y solo Samu logró maquillar el resultado y salvar el golaveage, ya en el descuento, sin tiempo para más.

Un remate de chilena de Sissoko cuando todavía no se había cumplido el cuarto de hora de juego serviría para romper los dos partidos sin encajar gol que atesoraban los oscenses, y para rescatar los fantasmas de esos lastres que habían perseguido durante tantas jornadas y que parecían encauzados hacia el olvido tras las sensaciones y los resultados de los últimos partidos. El intenso viento que soplaba en El Alcoraz, a favor del Mallorca en la primera parte, tampoco ayudó a los intereses locales, ya que supuso una ayuda extra para los baleares en el disparo lejano de Oriol que supuso el segundo en el minuto 22.

Con un resultado tan adverso y la idea más que manifiesta de que la gran mayoría de la plantilla oscense, tanto en ataque como en defensa, no tenía su mejor tarde, Anquela optó por buscar el revulsivo desde el banquillo, con un doble cambio antes del descanso. Sacrificó al central Íñigo López, con una amarilla, para dar entrada a Samu Sáiz, y cambió a Camacho por Luis Fernández a la hora de acompañar a Arruabarrena en punta. Un planteamiento claramente ofensivo, que dejó a Carlos David como único central, apoyado por Bambock, pero que no logró espolear al conjunto como pretendía el técnico.

La revolución trajo consigo el guión esperado en la segunda parte, con un Huesca en busca de un tanto que encendiera el nerviosismo en el cuadro visitante, y los mallorquines dispuestos a aguantar el buen resultado.

Los de Anquela optaron una y otra vez por aproximarse a la meta de Timon, a través de un juego combinativo liderado por Fran Mérida –de lo poco salvable del partido-, pero sin lograr resultados a la hora de definir tras el último pase. Gaspar fue la última apuesta del técnico, en lugar de Alexander, que no tuvo su mejor tarde, al igual que su compatriota Machís.

El extremeño tampoco trajo la reacción deseada y el partido acabó muriendo entre pérdidas de tiempo de los jugadores mallorquines, protestadas decisiones arbitrales y el solitario gol de Samu, ya en el descuento. En un disparo lejano que fue el único premio a los regates imposibles del madrileño.

No le salió nada al Huesca ante un Mallorca perfectamente colocado. Ahora los oscenses tienen la obligación de centrarse ya en el partido que este domingo le enfrentará a la Ponferradina y que supone una nueva ocasión de imponerse a un rival directo.Ficha técnica

1- SD Huesca: Whalley, Nagore, Íñigo López (Samu Sáiz, 40), Carlos David, Christian, Fran Mérida, Bambock, Darwin Machís, Alexander González (José Gaspar, 63), Camacho (Luis Fernández, 40) y Arruabarrena.

2-Real Mallorca: Timon, Company, Aveldaño, Truyols, Joan Oriols, Sissoko, Yuste, Sabater, Lago Junior (Arana, 74), Pereira (Campabadal, 59) y Ortuño (Acuña, 89).

Goles: 0-1; min. 13: Sissoko. 0-2, min. 22: Joan Oriol.

Árbitro: Pablo González Fuertes. Mostró tarjeta amarilla a Arruabarrena, Íñigo López y Bambock por los locales, y a Yuste, Sissoko y Damiá por los visitantes.

Incidencias: Partido disputado en el estadio El Alcoraz ante 3.023 espectadores.