Desde la llegada de Manolo Jiménez al banquillo zaragocista, el Real Zaragoza ha cambiado ligeramente su rutina de entrenamientos. Con Aguirre, lo cotidiano era realizar un pequeña sesión de recuperación el día posterior a un encuentro para librar al siguiente. De esta manera, a lo que se comenzaba a preparar el siguiente compromiso se habían perdido dos días en el limbo del postpartido. Jiménez, consciente de la celeridad que requiere el estado del equipo, decidió cambiar la rutina ofreciendo fiesta el día después de jugar. Ganando, en la práctica, un día de trabajo.

Éste lunes por la tarde, el conjunto aragonés volvió al trabajo tras el partido disputado en el Santiago Bernabéu. Lejos de las nimias programaciones que realizaba la plantilla anteriormente, el preparador hispalense preparó una sesión mixta que incluyó algo de trabajo con balón tanto para titulares como reservas. De hecho, Apoño, indiscutible desde su misma llegada, participó en todo momento con el grupo de los que no jugaron de inicio en el estadio del Real Madrid.

El que no se ejercitó para nada fue Carlos Aranda. El delantero, que por primera vez formó en el once inicial el pasado sábado, saltó al campo 45 minutos más tarde que sus compañeros, visiblemente afectado por molestias físicas. El malagueño se colocó al lado de Jiménez durante la sesión, aunque sin participar en ella.

Fernando Meira, Antonio Tomás y Efraín Juárez fueron los ausentes del día. El primero permanece en Portugal mientras espera que se resuelva su futuro. El segundo, por su parte, continúa recuperándose de sus problemas físicos mientras que el mexicano rescidión su contrato con la entidad zaragozana. Aun con todo, el lateral derecho viajó hasta la Ciudad Deportiva, en la que tuvo la oportunidad de despedirse de los que han sido sus compañeros durante este primer tramo de la temporada.