La afición solo indulta a Whalley, Tierno y Víctor

La afición pitó a todos los jugadores del Real Zaragoza, excepto al centrocampista y los del filial.

En el día del juicio final, al menos el último de esta temporada, La Romareda señaló a los culpables. El primero, Agapito Iglesias; luego, los jugadores. Mejor dicho: casi todos los jugadores. El zaragocismo -el poco que estaba presente en el estadio- indultó a tres futbolistas, a los que consideró inocentes del crimen que ha sido esta campaña.


Los dos primeros han tenido poca culpa, uno porque acababa de debutar y el otro porque tan solo ha jugado tres partidos, en los que, además, lo ha hecho mucho mejor que la mayoría de los miembros de la primera plantilla. Óscar Whalley, que jugaba su primer partido con el Real Zaragoza después de acudir convocado a más de una decena, recibió aplausos pese a que no fue su debut soñado. El guardameta del filial ya se había mostrado inseguro en un par de acciones en la primera parte, falló en la jugada que supuso el gol del empate del Sporting.


El segundo que se salvó de la bronca fue Tierno, que volvió a firmar otro buen encuentro en su tercera oportunidad con el primer equipo. La Romareda le ovacionó en varias ocasiones durante el partido, y sobre todo cuando fue sustituido por Acevedo, quien sí recibió una tremenda pitada.


Del resto de la plantilla, tan solo Víctor Rodríguez se libró. La afición le reconoció como el único inocente -excluyendo a los canteranos- del equipo, ya que los pocos minutos buenos que ha tenido el Real Zaragoza este año han sido casi siempre con él en el campo.