Opinión

¿Y los fichajes?

Me duele profundamente el verme obligado a comenzar parafraseando a nuestro entrenador en su famosa rueda de prensa del 25 de febrero de 2012 en La Rosaleda de Málaga: "No noy a poner más paños calientes, siento vergüenza".


Nos fuimos de vacaciones de Navidad tremendamente felices de un equipo que arrasó en La Catedral al que este parón ha perjudicado y al que ya no reconocemos. A lo largo de todo el mes de enero los sinsabores han sido continuos: sanciones, lesiones, rebeliones de jugadores y ausencia de fichajes, pero esa realidad es compartida por la mayoría de los equipos de Primera División. Sin embargo, tengo la sensación de que en ninguno de los partidos disputados, tanto de Liga como de Copa, nuestro entrenador ha puesto a los mejores hombres, en cada uno de ellos ha intentado guardar algo para el siguiente partido y la cosecha, obviamente, no sólo ha sido nula sino que además se le están acabando los paños calientes para explicar una posible no victoria el sábado: ¿cómo justificará, si no ganamos al Español, la convocatoria que hizo para la Copa? ¿Cómo argumentará que se jugase nuestra ilusión copera con unos jugadores a los que ha concedido pocos minutos durante toda una vuelta liguera? Aún podrá esgrimir el cansancio y los fichajes que no llegarán; pero después ya no habrá Copa, ya no necesitará rotaciones, volverá a confiar en los mismos hombres que tan digna primera vuelta han hecho y evitará el descenso, en estos momentos nuestro único y lamentable objetivo.


La memoría es fundamental y, por ello, nunca olvidaremos y nunca le agradeceremos a Manolo Jiménez lo suficiente el que estemos vivos gracias a él, a un entrenador que vino a Zaragoza con el pecho descubierto y el corazón en la mano, diciendo la verdad, haciéndonos creer a los incrédulos, tatuándonos el "Sí, se puede" y escribiendo una página gloriosa no sólo en el zaragocismo sino en las estadísticas del fútbol europeo.


Pero esa misma memoría nos recuerda sus palabras de principio de temporada, que el objetivo era la salvación, aunque sin olvidar la Copa, esa Copa tan importante en la Historia del Zaragoza, que es donde hemos vivido las mayores alegrías, y aquí es donde creo que no ha sido del todo sincero con su afición. No me puedo creer todavía que a tres partidos de una final y con estos jugadores, que la gran mayoría de ellos no han jugado unos cuartos de final de la Copa y no sé cuándo lo volverán a hacer, fuese a Sevilla ya con la guardia baja.


Sólo espero una cosa, que el AVE de Sevilla-Zaragoza nos devuelva a ese Manolo Jiménez del uno de enero del 2012, confiado, luchador, sin miedo a nada y que nunca se rendía, porque ese será con diferencia el mejor fichaje para salvarnos: ese entrenador que sacó petroleo de lo que tenía, sin poner ningún pero a nada.


Alberto Muela es vicepresidente de la Peña Cani