Real Zaragoza

La otra espera

El Real Zaragoza aguarda pacientemente la regeneración del terreno de juego en La Romareda.

En la Ciudad Deportiva, Manolo Jiménez trabaja pacientemente para conjuntar las piezas que han de formar el equipo con el que compita esta temporada. Con la Liga parada por el fútbol de selecciones, el entrenador zaragocista se ha aliado con el tiempo existente para poder solidificar un bloque que ofrezca un salto de calidad respecto a la imagen ofrecida durante las tres primeras jornadas.


De manera similar, en La Romareda se vive una estampa parecida. Mientras el Real Zaragoza se ejercita en sus instalaciones de Cuarte de Huerva, varios de sus empleados velan por el estado del terreno de juego del estadio municipal. Uno de los grandes protagonistas, sin quererlo, del arranque de curso debido a la mala salud de su hierba. "El campo parecía más una playa", llegó a decir el míster blanquillo en su rueda de prensa tras el choque ante el Málaga.


Días antes, los jardineros habían replantado completamente el césped del estadio. La decisión de volver a sembrar en vez de cambiar los tepes, según explicó el propio Jiménez, se tomó en base a criterios económicos. "Había dos opciones; o ahorrarle al club una cantidad importante de dinero, o no. Hemos optado por intentar salvar ese dinero, que casi puede ser parte de un fichaje", llegó a bromear el preparador andaluz, ironizando sobre las estrecheces en las que se mueve el presupuesto blanquillo.


21 días de espera

Según indican desde el Real Zaragoza, el día del partido ante el Málaga ya se pudo observar que la hierba nueva ya ha comenzado a nacer. Aunque, evidentemente, se encontraba en un estado demasiado prematuro como para que pudiera incidir de alguna manera positiva sobre el juego. Por ello, una vez pasado el trámite del partido, se marcaron un plazo de 21 días necesarios para que pudiera crecer fuerte. Tiempo que, prácticamente, expirará cuando, el próximo 22 de septiembre, Osasuna visite el feudo zaragocista para disputar la quinta jornada de Liga.


Hasta entonces, La Romareda permanece cerrada a cal y canto. Con la única excepción de la presentación de Movilla, en la que se permitió el acceso de público y medios de comunicación. Una espera que, este lunes, se vio alterada por la fuerte tormenta que sorprendió a la capital aragonesa. Fuentes del club aseguran, sin embargo, que dicho chubasco no resultó negativo para el proceso de regeneración que está experimentando el tapete. Siendo, incluso, positivo por el agua extra recibida. Por ello, solo queda aguardar a que la próxima vez que el cuadro aragonés juegue ante su público lo pueda hacer sobre una alfombra que le lleve directo hasta su primer triunfo como local.