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La única alegría del Real Zaragoza en el campo del Leganés... y de rebote

El Real Zaragoza solo salió feliz de Butarque en una de sus seis visitas: en junio de 2015, tras empatar 2-2 en la última jornada, se clasificó 6º para jugar la promoción de ascenso gracias a que el Alcorcón impidió el triunfo de la Ponferradina

Ranko Popovic, entrenador del Real Zaragoza en 2015, celebra la clasificación para la promoción de ascenso en Butarque junto a Vallejo, Willian José y Dorca.
Ranko Popovic, entrenador del Real Zaragoza en 2015, celebra la clasificación para la promoción de ascenso en Butarque junto a Vallejo, Willian José y Dorca.
Enrique Cidoncha

Butarque, el campo donde el Real Zaragoza jugará este sábado después de comer el partido de la jornada 37 de Segunda División ante el líder Leganés, no es sitio de satisfacciones puntuales ni de buenos partidos para los aragoneses. En las seis visitas llevadas a cabo en la historia, desde que en 2003 se pisó por primera vez, los blanquillos han sido incapaces de ganar una sola vez. Jamás. Pero en esa media docena de días grises o, directamente, negros, al menos encontró una vez una gran alegría para sus intereses clasificatorios, aunque fuese a través de un empate (2-2). 

Fue en Leganés, en la jornada 42 y última de la liga 14-15, la segunda de este calvario interminable en Segunda División, donde aquel Real Zaragoza aún desconocedor del vía crucis que le aguardaba durante más de una década fuera de la Primera División, se clasificó para jugar la primera de las tres promociones de ascenso que ha disputado en este periodo 2013-2024. No fue un triunfo el marcador final y hubo que depender de otro marcador de terceros. Se requirió de un rebote, pero supo igualmente a éxito y así se celebró sobre el campo, en los vestuarios y, a la salida, también en la explanada aneja al estadio antes de subir al autobús junto a la afición. 

El Real Zaragoza acudió esa tarde de horarios unificados a Leganés con su suerte en sus propias manos. Si ganaba, se metería 6º y jugaría los llamados 'play off'. De no ser así, aún le quedaba una segunda opción: que la Ponferradina, el aspirante a quitarle la plaza premiada, no hiciera un resultado superior en el duelo ante el Alcorcón, en su campo berciano de El Toralín.

Como se ve, el Zaragoza falló. No hizo sus deberes. El 2-2 final hizo que hubiera que esperar un par de minutos a que acabara el partido de Ponferrada... que lo hizo con un 1-1 salvífico para los zaragocistas. La Ponferradina tampoco supo cumplir con su parte para meterse en la promoción, que pasaba por ganar al Alcorcón y esperar el patinazo zaragocista... que sí se había consumado segundos antes. 

Cuando las radios y las aplicaciones de 'wathsapp'  confirmaron que el Alcorcón le había echado una mano fundamental al Real Zaragoza con ese empate en El Bierzo, con un gol de David Rodríguez, la explosión de felicidad se hizo notar en el césped de Butarque, en las gradas (hubo más de 2.000 zaragocistas allí ese día) y, por extensión, en toda la ciudad y la región aragonesa. 

Ranko Popovic, el entrenador, fue saludando y abrazando uno a uno a los efervescentes jugadores zaragocistas, que ese día vistió con camiseta roja, pantalón azul y medias rojas (el segundo uniforme de siempre, el histórico). Nunca un empate, ajustado y sufrido, tuvo el mismo valor que una victoria en una final. Aquel de Leganés fue excepcional. 

La rueda de prensa posterior en las tripas de Butarque fue un homenaje a la perseverancia de un equipo hecho de retales y a toda velocidad nueve meses antes, con una propiedad nueva (la Fundación Zaragoza 2032) y un mar de problemas económicos de casi imposible solución a corto y medio plazo. Del susto del 2-2 final se pasó a un estado de flotamiento de satisfacción tras conocer el fallo simultáneo de la Ponferradina. De Butarque, el Real Zaragoza salió esa tarde en una nube de esperanza que, tras eliminar milagrosamente al Girona en la semifinal de la promoción se quedó aguada y destruida al caer en Las Palmas con un gol decisivo en la vuelta de la eliminatoria decisiva encajado a falta de solo 7 minutos, los que sobraron para volver a Primera División apenas dos años después del descenso. Otro gallo hubiera cantado en lo sucesivo, seguramente...

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