Jefe de la sección de Deportes de HERALDO DE ARAGÓN

El Real Zaragoza y la revolución necesaria

Julio Velázquez mira su plan de entrenamiento, este domingo en la Ciudad Deportiva.
Julio Velázquez mira su plan de entrenamiento, este domingo en la Ciudad Deportiva.
Toni Galan

La Romareda quiere un cambio. Los resultados con Julio Velázquez no son demasiado malos, pero tampoco acaban de ser demasiado buenos, y su fútbol no termina de convencer. El equipo necesita de un revulsivo que haga creer al aficionado de que hay un camino claro que seguir. El partido frente al Sporting de Gijón, candidato al ascenso, es una buena oportunidad para que el Real Zaragoza diga qué quiere ser esta temporada. Esta pregunta se la ha hecho muchos días, y la respuesta hasta ahora no ha sido demasiado ambiciosa.

Los fichajes de enero no han traído una revolución a la plantilla. Difícilmente ninguno de ellos agitará el fútbol del Real Zaragoza, más allá de la gran aportación de Edgar Badía en la portería, de la categoría y el carisma de Raúl Guti y de la incógnita que supone Akim Zedadka. Se han echado en falta perfiles distintos, como el propio Juan Carlos Cordero reconoció en la rueda de prensa de presentación de los dos últimos. No ha llegado gol, una de las grandes carencias de este equipo esta temporada y las anteriores. De hecho, se ha perdido el perfil de futbolista regateador, diferente, que ofrecía Bermejo, aunque su rendimiento no estuviera siendo el deseado.

La necesaria revolución no va a llegar, por tanto, en los nombres, así que tendrá que venir por el juego del equipo. El Real Zaragoza se ha mostrado en las últimas semanas como un rival difícil de batir, pero poco dominador. El equipo sigue sin saltar al campo con la intención de imponer un estilo, una manera de jugar que doblegue al rival. Es cierto que en esta Segunda División casi nadie gana nunca por avasallamiento, pero a un equipo con el potencial de este Real Zaragoza se le puede pedir un poco más.

El partido de este lunes, más allá de que sea un frío lunes, tiene atractivos importantes. Solo el hecho de volver a ver a Raúl Guti con la camiseta del Real Zaragoza merecerá la pena acercarse a la vieja Romareda. Solo falta que el espectáculo esté a la altura de la esperada revolución.

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