Justo y necesario
Julio Velázquez dijo esta semana en la sala de prensa que el día anterior no había podido ver a su hijo recién nacido en todo el día porque había llegado a su casa a las doce de la noche, tras haber comenzado la jornada a las seis de la mañana. El empeño, la dedicación y la pasión que pone el entrenador del Real Zaragoza a la misión que se le ha encomendado está fuera de toda duda. El técnico no quiere dejar ni un solo cabo suelto. Analiza, estudia y trata de proyectar cada movimiento de sus jugadores y de los rivales. Afortunadamente, el fútbol es maravillosamente imprevisible, la pelota acaba mandando y desde las pizarras rara vez se ganan los partidos, aunque a veces se puedan perder.
Las horas extra que metió Velázquez esta semana se notaron en el partido. Se vio que había estudiado bien al Andorra y al peculiar estilo que le imprime su técnico, Eder Sarabia. Velázquez arriesgó. Arriesgó porque dejó que el Andorra tuviera esas características largas posesiones de sus centrales y su portero, ese juego de posición que ralentiza el ritmo desde atrás hasta dormirlo, y que luego tratar de acelerar conforme el balón avanza metros. El Zaragoza aguardaba para robar y salir, ante una Romareda que no suele encajar bien que su equipo espere agazapado. Se oyeron algunos pitos, no se sabe muy bien si para la propuesta de Sarabia o para la de Velázquez, pero el caso es que al final pocos dudaron de que el segundo le acabó ganando la partida al primero.
La victoria fue justa y necesaria. El Real Zaragoza no podía dejar pasar una nueva jornada sin sumar tres puntos. La afición acabó disgustada tras el partido de Elda y cabreada tras la suspensión del encuentro ante el Andorra el viernes por la noche. Así que ayer el horno estaba para pocos bollos. El equipo y el entrenador dieron con la reacción que la afición pedía, aunque lo hicieran a costa de un equipo que ayer se mostró algo menor. El Real Zaragoza ha dado esta temporada una extraordinaria continuidad a su mala racha, que dejó de convertirse en coyuntural hasta pasar a ser endémica. Ahora se trata de que la racha pase a ser de las buenas y, a ser posible, que Julio Velázquez saque tiempo para estar con su ‘chiquillo’, que también es importante.
