REAL ZARAGOZa

El despido de Escribá no se hará oficial en la noche de este sábado y se aplaza unas horas

Los dirigentes del Real Zaragoza, en velada de vigilia desde su salida de La Romareda, tienen decidido el cambio de entrenador tras el enésimo patinazo vivido ante el Huesca. Este domingo es día clave para cerrar su sustituto y hacer oficial el cambio.

Raúl Sanllehí, con Mariano Aguilar y Emilio Cruz en la fila de atrás del palco de La Romareda.
Raúl Sanllehí, con Mariano Aguilar y Emilio Cruz en la fila de atrás del palco de La Romareda.
Oliver Duch

"¿Echan a Escribá ya o no?", es la pregunta recurrente y masiva que llega a determinados teléfonos móviles a través del 'whatsapp' desde las 21.00 de este sábado, minutos después de consumarse la nueva derrota del Real Zaragoza, esta vez en La Romareda por 0-2 ante el Huesca.

Pues bien, el despido de Escribá no se hará oficial en la noche sabatina y se aplaza unas horas. La intención de los dirigentes de la SAD zaragocista es que la turbina de los acontecimientos se ponga en marcha el domingo por la mañana y que sea a partir de ahí donde todo se desencadene. El equipo tiene día de fiesta y, por lo tanto, serán 24 horas propicias para moverse en cualquier sentido en los despachos con total discreción. 

Escribá se irá a dormir en la madrugada con la seguridad de que su futuro no pasa en lo sucesivo por seguir dirigiendo al Real Zaragoza. La derrota ante el Huesca, con un formato de equipo lleno de insuficiencias futbolísticas y anímicas que ha redondeado una semana trágica en la que ha enlazado derrotas en Elche (2-0), ante el débil Atzeneta en Copa (2-1) y esta ante los oscenses (0-2), ha sido la sentencia final para el preparador valenciano. 

A la conclusión del partido, el director general, Raúl Sanllehí, acompañado por los dos consejeros de mayor peso en lo deportivo de la nueva propiedad, los exejecutivos del Atlético de Madrid Mariano Aguilar y Emilio Cruz (exfutbolista y ex entrenador rojiblancos en su día), bajaron de inmediato a la zona de vestuarios y mantuvieron una primera conversación con Escribá. Ahí, en caliente, ya le trasladaron al entrenador su parecer, contrario a su continuidad. 

El técnico, como mostró en su rueda de prensa -obligada por el mandato de La Liga a comparecer que tienen todos los entrenadores por normativa-, es consciente de que su despido va a tener lugar irremediablemente. Su crédito se agotó tras muchas oportunidades perdidas (en más de dos meses) para poder reconducir los malos pasos. Ya no va más. Adoptó una postura de fortaleza anímica ante los periodistas, diciendo que él quiere estar en el próximo partido en Albacete, pero es sabedor de que eso va a ser un imposible.

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