Que hable el balón

Aunque quedan semanas de calor, y ni siquiera hemos llegado a las fiestas de la Virgen de agosto, el verano se ha terminado para el Real Zaragoza. Esta noche comienza el fútbol de verdad, el que se juega con puntos en juego. Hasta llegar a este punto, casi todo lo que le ha pasado al club aragonés es realmente ilusionante. Se ha decidido dar continuidad a un entrenador, Fran Escribá, de sobrada experiencia para dirigir la nave; se han traído jugadores de categoría que han elevado el nivel de la plantilla de forma sobresaliente; los nuevos propietarios han reafirmado su apuesta por el club apostando por reducir la deuda histórica de forma significativa; y la afición ha bendecido todo este trabajo elevando la cifra de abonados hasta cifras que pueden rozar el récord del club en Segunda División.

Corre un run-rún entre el zaragocismo de que este puede ser el año, de que no pinta nada mal este Real Zaragoza... Pero ojo, porque es hoy cuando empieza a hablar el balón. Cuando a las 21.00 el esférico empiece a rodar por el verde de La Romareda, todo lo citado anteriormente valdrá para poco o nada. Habrá dos equipos, uno de blanco y otro de amarillo, que lucharán por meter ese balón en la portería del rival. Tan simple y tan complicado. Tan antiguo y tan novedoso.

Los tres puntos que hoy hay en juego valen exactamente lo mismo que los que se disputan en las últimas jornadas de mayo y junio, cuando las urgencias aprietan a todo el mundo, tanto por arriba como por abajo. Sería bueno que el Real Zaragoza aprovechara esa buena inercia que ha cogido durante el verano –y que arrancó en la última jornada de la temporada pasada con la despedida de Alberto Zapater– para empezar con buen pie. Durante la temporada vendrán momentos complicados. Esto es seguro, siempre ocurre. Pero un buen inicio da un colchón al equipo para, cuando lleguen los baches, poder seguir trabajando con una relativa tranquilidad. Llega el momento de la verdad. Vuelve el fútbol. Ahora toca que hable el balón.