REAL ZARAGOZA

El último mes para media plantilla del Real Zaragoza

Comienza la cuenta atrás para la profunda remodelación del equipo que va a afrontar Juan Carlos Cordero, el director deportivo, en un verano clave para el proyecto de ascenso. El director general, Raúl Sanllehí, ya ha deslizado que el plan es «conformar un bloque muy competitivo» para aspirar a todo.

La plantilla del Real Zaragoza atiende a Escribá en la charla previa al último entrenamiento de la semana pasada en la Ciudad Deportiva.
La plantilla del Real Zaragoza atiende a Escribá en la charla previa al último entrenamiento de la semana pasada en la Ciudad Deportiva.
Rubén Losada

Llega ya el último mes de la temporada 22-23 que, en el caso concreto del Real Zaragoza, debe marcar el final de una era y el inicio de otra radicalmente distinta en el ámbito deportivo. Va a ser el último mes como zaragocistas para media plantilla actual. Quizá, incluso, alguno más, en virtud de cómo se desarrollen los acontecimientos en varios casos que están ahora mismo abiertos y que tendrán su resolución una vez comience el tiempo del verano futbolístico, a partir de junio.

Porque la remodelación del equipo va a ser profunda. Si no integral, sí algo que se le parecerá mucho. Será minoría el grupo de futbolistas del actual plantel que continúe en el nuevo proyecto. Y no todos lo harán con vitola de titulares. Lo que aguarda es un periodo de revolución superlativa en la caseta blanquilla, con más de una decena de fichajes en puertas.

Restan solo cinco partidos del presente torneo, con la permanencia zaragocista (objetivo único desde los primeros trasteos del curso) muy adelantada gracias a su notable racha reciente y vigente, con nueve partidos seguidos sin perder que han llevado a los de Fran Escribá a los 48 puntos con una antelación que hace seis semanas casi nadie consideraba factible por la dureza del calendario. Y esto ha favorecido que los primeros movimientos se hayan aprontado en los despachos de la entidad zaragozana. Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero, director general y director deportivo, respectivamente, ya marcan las huellas de los primeros pasos firmes al respecto desde hace unos días.

Bajas por decantación

La nueva propiedad va a tener allanado buena parte del camino porque muchos de los futbolistas de los que se va a prescindir finan sus contratos. Es justo todo lo contrario que se encontraron hace un año a su llegada. Entonces, la herencia de índole laboral respecto del trabajo de la anterior gestión, les obligó a considerar una continuidad masiva en la plantilla que, con la lógica como pauta, pedía haber actuado ya con mayor agilidad y contundencia en los cambios el verano pasado, visto el rendimiento del equipo en las dos temporadas anteriores, en ambas rozando el descenso de categoría.

Este verano de 2023 viene diferente. Opuesto. Simétrico a los dos anteriores. Hay al menos una docena de futbolistas que, a estas alturas, ya saben que su futuro está en otro lugar. Y además, dato relevante en la planificación global, a diferencia de otros años precedentes donde la figura del entrenador estaba en el aire a estas alturas, los responsables de la SAD tienen claro que el técnico del Real Zaragoza 23-24, el que trate de auparse a la pugna por la Primera División, va a ser Fran Escribá, quien llegó en noviembre a relevar al cesado Juan Carlos Carcedo y ha sintonizado bien con Cordero y Sanllehí. Se confía en él.

El portero Álvaro Ratón es uno de los que se va. Su colega de puesto, Dani Rebollo, que ha sido guardameta del filial, el RZD Aragón, en Segunda RFEF, y solo jugó dos partidos con el primer equipo en diciembre, tiende a no continuar, salvo giro en los pareceres. Vigaray, de nuevo lesionado, operado y después de tres temporadas casi en blanco, no seguirá. Lo mismo que el boliviano Quinteros y el colombiano Fuentes. El primero no ha contado para nada desde su llegada desde Miami y el segundo descarriló en los planes del club en la segunda vuelta y no habrá continuidad a su cesión desde el Junior Barranquilla.

Alarcón y Gueye tampoco tienen sitio en el nuevo diseño. El chileno regresará al Cádiz tras no haber respondido a las expectativas de su préstamo en diciembre. Y el caso del delantero senegalés no necesita ninguna literatura para explicar la razón (que es solo una, no va en plural). Hace días que el Zaragoza está dando forma al nuevo destino del africano, el gran fiasco del proyecto actual.

Eugeni, Vada, Molina, Larrazabal y Bebé completan este primer vagón de jugadores que, en circunstancias normales, no estarán el año que viene en el Real Zaragoza. El mediapunta tarraconense acaba contrato y se irá. Por su parte, el argentino tiene la opción de continuar, en un contrato el suyo que se corta el 30 de junio pero que consta de una cláusula por la que él ha de decidir si sigue o no. Su rol no va a ser principal y ya es sabedor de ello. Por lo tanto, la tendencia es evidente.

Molina fue fichaje a la carta de Carcedo, que se lo trajo del Ibiza a petición propia. La destitución del técnico a mitad de la primera vuelta tornó su rol de titularísimo a suplente perenne. Tiene un año más de contrato, pero se va a tratar de rescindir. Larrazabal también pasará por el despacho de recursos humanos para acordar su adiós, tras haberse rebajado el salario en julio a petición de la SAD y, así, dejar abierta la puerta a una continuidad, que ya no se desea.

Y Bebé... el lisboeta, cedido por el Rayo Vallecano en enero, tiene un salario que se escapa de las posibilidades del Real Zaragoza. Su préstamo por estos cinco meses ha sido en condiciones excepcionales. A futuro, es una pieza inalcanzable por cuestión económica en un simple y primer vistazo.

Casos en el aire

¿Qué va a pasar con Zapater? La solución sobre el futuro del capitán, que acaba su compromiso contractual, no se ha abordado aún. ¿Y con Francés? El joven central canterano ha perdido pujanza en el equipo y su entorno de representación baraja moverlo con fuerza en el mercado ya mismo, con una resolución que se augura larga y no sencilla, tanto si al final siguiese en el Real Zaragoza como si se optase por un traspaso, pues renovó contrato hace 10 meses.

Las cesiones de Simeone y Mollejo, ambas activadas desde el Atlético de Madrid este año, se están intentando prorrogar un año más. La primera está al albur de que Giuliano tenga o no una buena oferta de Primera. La segunda parece, a priori, más fácil de lograr.

Con Lluís López sucede algo similar a Vada. Acaba una primera parte de su contrato (dos años) y llega una cláusula revisable para dotarlo de dos más. Todo está aún por discernirse. Y el joven Puche sabe que, a medio plazo, puede ser objeto de una cesión según se rearme la zona delantera de la nueva plantilla.

De los seis cedidos que tiene ahora el club, solo está decidida la vuelta de Aguado desde el Andorra. Baselga y Ángel López es complicado que tengan espacio en agosto, pero sí pueden iniciar la pretemporada. Y Sabin MerinoIgbekeme y Carbonell no están en ninguna previsión.

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