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El Real Zaragoza florece en primavera

El Zaragoza ha encontrado su mejor versión. La vuelta de Azón ha revitalizado a un bloque que ayer, casi cuatro años después, hizo cuatro goles en La Romareda

Real Zaragoza-Racing de Santander.
Real Zaragoza-Racing de Santander.
Toni Galán

Nunca es tarde para florecer. Nunca es tarde para prosperar. Por limitados que sean los objetivos hacia el final de curso, el Real Zaragoza de Fran Escribá necesita partidos como el de este sábado y propagar al máximo las buenas sensaciones emitidas en el tramo reciente de la competición.

Cómo han cambiado las cosas en apenas dos meses... De aquel equipo mustio que cayó goleado en Málaga, se ha pasado a un Real Zaragoza vivaz, que acumula ocho jornadas consecutivas sin perder a pesar de haberse medido con algunos de los rivales más temibles de la Segunda División.

Los de Escribá son ahora el bloque más en forma de la categoría. Compiten contra cualquiera. Han salido airosos de un periodo que parecía predestinado al sufrimiento, hasta alcanzar los 47 puntos que dejan la salvación prácticamente sellada.

Hablar de metas mayores (Promoción de ascenso) es todavía desmesurado, pero no está de más que el aficionado zaragocista se ilusione y presuma de un equipo que ha encontrado, al fin, la mejor versión de la temporada.

Tan cierto es decir que este sábado salió todo de cara, ante un Racing de Santander que pronto acusó la inferioridad numérica por las expulsiones de Íñigo y Parera, como que este Real Zaragoza puede zarandear a cualquiera.

Tras un invierno austero, duro, la primavera ha revitalizado al equipo. Ha traído el renacimiento de Iván Azón; su reencuentro con Giuliano Simeone; y el alivio de un puñado de jugadores que mejoran en su compañía.

El Zaragoza de estos dos fluye a otra velocidad. Es directo y desenfrenado. No mira atrás. Y así ha sido capaz de sacar siete de los últimos nueve puntos posibles, a partir del meritorio empate en el Ciutat de Valencia y esas dos victorias consecutivas en La Romareda que hacía un año que no se daban.

No extraña que las 21.000 personas que este sábado acudieron al municipal –sí, las 21.000, puesto que los alrededor de 600 seguidores del Racing de Santander llevaron de una forma más que deportiva el resultado adverso de los suyos– vibraran con un triunfo redondo, de principio a fin.

Goleada a lo grande

Para dar con el último partido en el que el Real Zaragoza fue capaz de anotar cuatro goles hay que remontarse a mayo de 2019. Hacía casi cuatro años, desde un compromiso ante el Sporting de Gijón que finalizó con 4-2 favorable, que no ocurría algo semejante. De ahí que los tantos de Giuliano Simeone (dos), Sergio Bermejo e Iván Azón desataran a una hinchada necesitada de alegrías como la de este sábado.

Fue una tarde radiante. De futuro. De mirar con otros ojos lo que viene: una recta final de temporada que debe sentar las bases de la siguiente. Porque no es lo mismo acabar con un entrenador cuestionado, como el Escribá de hace no tanto, que con un hombre que no piensa en otra cosa que «en seguir al año que viene».

Clasificación aparte, el Real Zaragoza debe procurar mantener un momento que, por números y sensaciones, ha reenganchado al aficionado. Este sábado, los niños marcharon del campo queriendo volver. Y eso, en una temporada tan convulsa como lo fueron las anteriores, es mucho.

El equipo ha florecido tarde, pero ha florecido. Falta que se conserven los brotes positivos y el verano, el mercado, traiga el colorido definitivo.

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