No juegan ni Azón ni Zapater y retorna Francés en el equipo del Real Zaragoza que juega ante el Lugo este viernes en La Romareda. Juan Ignacio Martínez 'Jim', el técnico zaragocista, mete en el once inicial a Álvaro Giménez junto a Sabin Merino. Respecto de la cita de Oviedo de la pasada jornada, también vuelven al equipo Eugeni y Petrovic.

Zaragocistas y lucenses disputan a las 21.00 el choque de la 41ª jornada, la penúltima del torneo 21-22, con la que el equipo de Jim dice adiós al estadio de La Romareda tras un nuevo año de calvario (los blanquillos cerrarán el curso la semana próxima en San Sebastián ante la Real Sociedad B). Un envite totalmente insulso, sin nada en juego más allá de la clasificación final y del orgullo profesional, pues ambos equipos están ya salvados del descenso, su peligro constante durante el largo año. 

Jim, que tiene la bajas de Jair -por una enfermedad vírica-, Nieto -operado de nuevo de la nariz- y Narváez -sancionado, con cinco tarjetas-, más allá de las ya consabidas de Nano y el inédito Vigaray, está obligado a acometer cambios. 

El once inicial zaragocista estará formado por Cristian Álvarez; Gámez, Francés,  Lluís López, Chavarría; Petrovic, Eugeni, Grau; Bermejo, Sabin Merino; y Álvaro Giménez. En el banquillo se sentarán Ratón, Ángel López, Lasure, Javi Hernández, Zapater, Francho, Puche, Sainz, Vada, Rubio y Azón.

En el cuadro gallego, su entrenador, Rubén Albés -que ha anuncaido su salida ya y es candidato al banquillo del Huesca- tiene la baja relevante del delantero Barreiro y, por lo insustancial del choque, tambien plantea novedades. Su once inicial estará compuesto por Whalley; Campabadal, Alberto, Alende, Lebedenko; Xavi Torres, Clavería, Señé; Iriome, Moyano; y Chris Ramos. Los suplentes del Lugo serán Vieites, Juanpe, Ricard, Antonetti, Canella, García Tena, Fidalgo, Pita, Seoane, Idrissa y Carrillo.

Arbitrará el colegiado madrileño Moreno Aragón, apoyado desde el videoarbitraje (VAR) por el vasco Vicandi Garrido. La tarde-noche es absolutamente veraniega, con un calor asfixiante en Zaragoza, 34 grados y sol plomizo. Por ser día ajeno al fin de semana (está fuera del sentido común que se juegue en viernes cuando el equipo aragonés disputó su anterior partido en la noche del lunes y tuvo que viajar el martes de madrugada desde Asturias) y no tener demasiados alicientes, no se espera una buena entrada en las gradas de La Romareda en la despedida del año.