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Señales rojas desde agosto en el Real Zaragoza

El equipo aragonés suma su decimotercer empate de la temporada y prolonga su crisis con el gol. Jim es incapaz de dar solución a los repetidos problemas en el tercio final del campo.

Foto del partido Real Zaragoza-Real Valladolid, correspondiente a la jornada 24 de Segunda División
Foto del partido Real Zaragoza-Real Valladolid, correspondiente a la jornada 24 de Segunda División
Toni Galan

Juega el Real Zaragoza dentro de ocho días contra el Ibiza en el estadio de Can Misses. Será el encuentro que cerrará la 25ª jornada de liga, cinco meses y medio después de recibir en La Romareda al equipo balear –el calendario es asimétrico–. Aquel 13 de agosto, el día del debut y estreno de la temporada, el conjunto aragonés empató 0-0 contra un recién ascendido Ibiza, que ponía esa noche por primera vez el pie en Segunda División. Aquel 13 de agosto, con los intensos calores del verano en el cuerpo, el Real Zaragoza de Juan Ignacio Martínez no disparó ninguna vez entre los tres palos y apenas dispuso de ocasiones nítidas para ganar.

Cinco meses y medio después, con más de media temporada en las piernas, los problemas en su fútbol siguen siendo los mismos: no hay gol. No hay pegada ni tampoco generación de oportunidades. A los futbolistas se les apagan las luces en el tercio final del campo y el área es un lugar semidesconocido. Aquel viernes de agosto, con media España de vacaciones, el Real Zaragoza comenzó a emitir señales que, con el paso de los partidos, los meses y la temporada, se han ido transformando en realidades.

Ese 0-0 ante el Ibiza fue el espejo cristalino de lo que está siendo el resto de la liga, en la que ya suma 13 empates y apenas 17 goles a favor. En La Romareda solo ha ganado dos partidos (Sporting y Eibar) y apenas ha festejado seis tantos. Una tendencia que se ha acentuado desde mediados del mes de noviembre, justo después del que el equipo tocara techo en Las Palmas, en su noche más coral y redonda, donde conquistó un triunfo de jerarquía y prestigio por 2-3. Desde entonces, la deriva futbolística es rotunda con solo dos goles a favor en ocho jornadas, cuatro derrotas, tres empates y una única victoria.

En este periodo, Juan Ignacio Martínez ha probado casi todo: futbolistas, modos de juego, cambios de sistema... pero la crisis y la enemistad con el gol no hacen sino incrementar. Ayer, ante el Valladolid, el técnico volvió a dejar en el cajón del olvido la defensa de cinco y, con Álvaro Giménez lesionado, recuperó a Azón para la titularidad en el rol de ‘9’ principal. Sin embargo, el canterano apenas conectó con sus compañeros y, cuando asomó en el área, lo hizo sin acierto en el remate. Nano Mesa envió al limbo dos ocasiones nítidas y Borja Sainz, el más punzante y vertical de los tres, tampoco conectó con éxito un balón entre los tres palos. 

En la segunda mitad, superada la hora de juego, entró Narváez para volver a pasar inadvertido y de puntillas por el césped. Su bajón físico y futbolístico esta temporada es otra de las razones que explican con nitidez los problemas ofensivos del equipo. El punta colombiano, diferencial el curso pasado, no es hoy ni siguiera titular en el equipo con menos pegada de la Segunda División. Las señales rojas vienen sonando desde agosto. Tan solo había que mirarlas.

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