fútbol

Un incapaz Real Zaragoza cae en Miranda en el minuto 93 y deja a Baraja en una situación delicada

Un increíble gol de Moha Ezzarfani cuando el partido ya terminaba entre el aburrimiento y la ceguera ofensiva de dos equipos mediocres mete a los blanquillos en una crisis de gravedad que requiere cirugía

Se veía venir desde la semana pasada y, a la conclusión del partido de la 9ª jornada en Miranda de Ebro, el caótico Real Zaragoza de Rubén Baraja lo ha confirmado: su fútbol es paupérrimo, su plan de juego una ruina y, como consecuencia de ello, el hundimiento en la tabla clasificatoria es un hecho partido a partido. Esta vez, el incapaz equipo aragonés cayó ante el no menos débil Mirandés por 1-0 en el minuto 93, en la última jugada, y Baraja está así al borde de la destitución. Fue un increíble y ya inesperado gol de Moha Ezzarfani cuando el partido ya terminaba entre el aburrimiento y la ceguera ofensiva de dos equipos mediocres. La gravedad del presente, una crisis de hondura brutal, requiere cirugía.

El cuadro zaragocista, del que se esperaban puntos de luz entre su perenne oscuridad del inicio de temporada, cuajó una primera parte pobre, del mismo aire de los días precedentes. Sin ideas cuando tuvo el balón en la zona de creación, esta vez con Igbekeme (desaparecido) y Ros (dinámico pero estéril en el salto de líneas), el Zaragoza tocó y tocó en tierra de nadie para acabar echando el balón fuera de banda o perdiéndolo en pases largos a los dos puntas, Narváez y Gabriel Fernández. Este, el uruguayo, fue el protagonista principal de los primeros 45 minutos por sus tres errores flagrantes en otras tantas llegadas al área local que desaprovechó ante la desesperación general.

Porque, en efecto, el Real Zaragoza llegó con peligro a las cercanías del portero Lizoain en este partido. El Mirandés, totalmente remozado respecto del brillante equipo del año pasado, es por ahora una escuadra impersonal a la que le cuesta -como a los blanquillos- generar fútbol, en especial como locales. Los de Baraja estaban obligados a aprovecharse de esto… y no supieron. Es la incapacidad ya manifestada en los primeros partidos de esta nueva temporada. No sufrieron demasiado en defensa, consecuencia directa de la escasa verticalidad y peligro del cuadro burgalés. Pero hacia arriba, en punta, el Zaragoza volvió a ser romo, inofesivo.

Derrota del Zaragoza contra el Mirandés
Derrota del Zaragoza contra el Mirandés
González Rico

En el minuto 9, el lateral Tejero subió la banda y, tras pase diagonal de Ros, remató a las manos de Lizoain en posición favorable. En el 13 llegó el primer marro serio de Gabriel Fernández, que cabeceó mal, muy desviado, un centro al punto de penalti de Tejero, muy activo en el inicio del duelo. Parecía avisar el Zaragoza de una puesta en escena más valiente, pero todo se quedó en un amago sin continuidad. Los minutos pasaron como una tortura china, gota a gota sobre el cráneo de los espectadores. No pasaba nada. Unos la perdían, los otros la regalaban. El envite era un concurso de errores. Nieto, en el 29, rompió algo el sopor al volear, muy deficientemente, un balón colgado al área tras un córner sacado en corto. El balón se marchó a la carretera contigua, fuera del estadio. No hay más que decir al respecto.

En el batiburrillo de patio de colegio que no paraba de dilucidarse entre ambas áreas, sin apenas llegar el balón a los porteros durante largos periodos, surgió de repente otra opción zaragocista. Chavarría, de nuevo como interior en ese recurso habitual de Baraja de meter un doble lateral, con Nieto por detrás, se marchó en velocidad en el minuto 35 en una contra desde medio campo, puso un centro raso que cruzó el área y llegó, en carrera, al segundo palo donde entraba Fernández, alias Toro. El charrúa puso el balón donde ante hizo Nieto, o sea, en el aparcamiento del fondo sur de Anduva. Esa sí era una jugada de gol claro, de las que no se pueden perdonar jamás. Mucho menos en las circunstancias en las que se desenvuelve el actual Real Zaragoza, tan famélico de fútbol y de resultados visibles que convenzan algo a los observadores.

Pudo ser peor, porque de ese golpe al hígado que supuso el yerro de Fernández, que dejó un tanto aturdidos blanquillos por lo difícil que era echar fuera semejante remate a placer, llegó la primera y única oportunidad clara de los burgaleses. El medio centro Javi Muñoz, en el 37, lanzó un derechazo seco desde el borde del área, rechazó Cristian Álvarez con muchos apuros y el balón quedó muerto a pies de Pablo Martínez. Por suerte, la pelota se le ladeó y no pudo apuntar a la red. Y para que Gabriel Fernández terminara por aumentar las dudas sobre su solvencia ante el gol, el ariete zaragocista concluyó la primera fase, en el minuto 44, fallando un cabezazo franco en el área pequeña tras un balón colgado por Ros en una falta que fue tocado por alto en primera instancia. El Toro definió con blandura, sin instinto matador.

Derrota del Zaragoza contra el Mirandés
Derrota del Zaragoza contra el Mirandés
González Rico

José Alberto, el entrenador rojinegro, metió en juego a su mejor hombre hasta hoy, Iván Martín, que se había quedado en el banquillo sorprendentemente. Y eso ayudó a que el arranque de la segunda mitad fuera de mayor dominio del Mirandés, que parecía otro distinto al gris y obtuso de antes del intermedio. Moha Ezzarfani rozó el 1-0 en el minuto 47, enseguida, con un chut duro desde la frontal del área que Cristian Álvarez, en su despeje a saque de esquina junto al palo derecho, estuvo en un tris de comerse tras el bote previo. Los de Baraja, como sucedió ante el Sabadell, perdieron fuelle y la brújula en el refrigerio, se les quedó en la caseta. Dio grima ver un par de veces seguidas cómo el balón, de tenerlo controlado Tejero o Chavarría en campo ya mirandés, empezaba a recular hasta acabar en pies del portero zaragocista. La falta de ideas ofensivas era patológica cuando el reloj sobrepasaba ya el cuarto de hora del segundo tiempo. Un día más, parecía que la máxima aspiración del Zaragoza era acabar con el 0-0 inicial. Sin rasmia por más, viéndolas venir. Una imagen progresivamente desesperante vista desde fuera. Sensación aumentada exponencialmente al ver que los rivales de turno, esta vez el Mirandés, no son nada del otro mundo. Es decir, deberían ser batibles por un Real Zaragoza normal de Segunda División.

A todo esto, Igbekeme, la novedad en el motor de la medular, estaba pasando desapercibido minuto a minuto, jugando en corto, hacia atrás y sin exponer ni un ápice. Nada de su viejo dinamismo. Hasta el minuto 63, camino del 20 del segundo acto, no asomó el Zaragoza en el área castellana. Bermejo, guadianesco pero con cierta intención con la pelota cuando no se cae al suelo, penetró hasta la frontal, provocó un rechace que agarró de primeras Narváez para lanzar una rosca desde fuera del área que se estrelló en el palo izquierdo. Un minuto después, al colombiano le anularon un gol por fuera de juego claro en el inicio de la jugada, en la línea divisoria. Para entonces, llamaba sonoramente la atención que Baraja no hubiera hecho ningún cambio cuando solo restaban 20 minutos para el final. La fe del técnico en el vagón de suplentes, esta vez, fue nula, por lo visto. Las cosas no funcionaban, pero tampoco escudriñó soluciones en el amplio grupo de reservas.

Derrota del Zaragoza contra el Mirandés
Derrota del Zaragoza contra el Mirandés
González Rico

En el 72 se lesionó Narváez. El único con algo de ímpetu atacante, pero que nunca fue ni es un goleador nato. Alarmas de cara al futuro. Baraja sorprendió, pues no metió en el campo a Vuckic, como parecía natural. Fue Larrazabal su apuesta. Y, con él, Zapater relevó a Ros en el eje, dejando en el césped a un vaporoso Igbekeme, del que se seguía sin noticias. Curiosa lectura del devenir del juego. La parte buena de lo que acontecía en este tramo del guión, en el último cuarto de hora, es que el pobre Mirandés (pobre de propuesta futbolística) había perdido su poco gas ofensivo. Era un adversario flotante, sin aristas, con pinta de facilón de sujetar. Ese 0-0 tan preciado en el banquillo zaragocista no parecía estar muy expuesto al riesgo. Y, claro, así se encaró el final. Con los últimos cambios hechos por Baraja con vocación de perder tiempo, no de ir a por la victoria.

La catástrofe aguardaba en el minuto 93. En el último instante. Como las tragedias toman cuerpo. Un saque de banda, en la jugada postrera, fue sacado en engaño hacia Iván Martín, sin marca (increíble). Este centró al segundo palo donde Moha Ezzarfani superó, de cabeza, el salto defectuoso de Tejero para anotar, en parábola en el palo contrario, el 1-0 que mataba al Real Zaragoza y, sobre todo, liquidaba a Rubén Baraja en su propuesta. Duro castigo para un equipo inánime, muerto, incapaz, sin sentido. Un cadáver andante. No hay más que decir. Esta es la película de un batacazo monumental que anuncia severos peligros a medio plazo.

Ficha Técnica

CD Mirandés: Lizoain; Víctor Gómez, Vivian, Berrocal, Javi Jiménez; Javi Muñoz, Caballero (Trigueros, 79); Pablo Martínez (Meseguer, 68), Moha Ezzarfani, Jirka (Iván Martín, 46); y Sergio Moreno.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Tejero, Atienza, Guitián, Nieto; Javi Ros (Zapater, 72), Igbekeme (Nick, 87); Bermejo (Vuckic, 87), Chavarría (Zanimacchia, 79); Narváez (Larrazabal, 72) y Gabriel Fernández.

Árbitro: Gorostegui Fernández (Comité Vasco). Amonestó a Larrazabal (79).

Goles: 1-0, min. 93: Moha Ezzarfani.

Incidencias: Tarde fría en Miranda, con 13 grados al inicio del partido tras un día de sol, temperatura que bajó con el avance de la noche. El césped de Anduva presentó un buen aspecto tras haberse jugado hace una semana con mucha agua, por la lluvia, ante el Mallorca.

Así narramos el partido

Derrota del Zaragoza contra el Mirandés
Derrota del Zaragoza contra el Mirandés
González Rico
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Partido Mirandés-Real Zaragoza, en directo
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