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Prometedor debut de Tejero

El lateral exhibió un gran estado de forma y una rápida adaptación al sistema

Real Zaragoza - Albacete: imágenes de la primera mitad del partido
Real Zaragoza - Albacete: imágenes de la primera mitad del partido
José Miguel Marco | TONI GALÁN

Entrenó por primera vez el pasado miércoles, pero su gran tono físico y la lesión de Carlos Vigaray aceleraron su prometedor debut. Álvaro Tejero se estrenó ayer con la camiseta del Real Zaragoza, ofreciendo un rendimiento inmediato. A su buen estado de forma -vino con el rodaje hecho al haber disputado dos partidos de Primera con el Éibar- hay que añadir su capacidad para aclimatarse a un sistema táctico que, por otra parte, se le ajusta a la perfección.

Me considero un jugador con una buena progresión ofensiva, pero sé que lo primero en un lateral es defender. Eso sí, si me puedo sumar al ataque, lo haré siempre que se pueda”, dijo en su presentación como zaragocista, en un perfecto adelanto de su actuación contra el Albacete Balompié. 

Tejero se adueñó de la banda derecha, anteponiendo siempre la labor defensiva a las incursiones en ataque, que también las hubo y de cierto peligro. Ya en la primera parte, el jugador madrileño se exhibió como el hombre más destacado del Zaragoza, tanto por la seguridad que transmitía en su parcela como por su influencia en la construcción del fútbol de ataque. 

El ex del Éibar jamás permitió que le cogieran la espalda -problema que venía acusando Vigaray-, solventó bien los duelos en el uno contra uno y supo moderar sus incursiones en hacia el ataque en función de las circunstancias del encuentro. Cuando el Zaragoza precisaba de profundidad, ahí estaba para doblar a Larrazabal en busca del centro desde línea de fondo o protagonizar un movimiento de ruptura. Si el equipo construía con paciencia, de sus botas surgían los mejores pases verticales. 

Por momentos, aparentó ir a una marcha más que el resto de sus compañeros. Intenso, veloz y con recorrido, Álvaro Tejero fue el hombre más destacado de una primera parte en la que, a partir de un sutil control, puso de manifiesto la clase que atesora en su pierna derecha. Una condición que le permite llegar a posiciones avanzadas con la cabeza levantada y aplomo. 

De esa confianza surgieron sus mejores acciones en los segundos cuarenta y cinco minutos, pero su influencia en el juego fue en declive. La escasez de ideas en la creación -sumada al bajón físico general que acusó el equipo- redujo sus internadas por banda. Apenas cuatro o cinco jugadas, una de ellas mal finalizada con disparo cuando un compañero estaba mejor posicionado, siguieron exaltando la clase de futbolista que Tejero es hacia el ataque. 

En defensa, estuvo contundente en el cruce y dominó los duelos particulares. Si mantiene este nivel, Carlos Vigaray va a tener complicado poder recuperar la titularidad en el puesto.

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