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El Real Zaragoza, un equipo obligado a revivir

Las mátemáticas son el asidero del equipo aragonés para optar al ascenso directo en los últimos 4 partidos de la liga. Los blanquillos ocupan la 3ª posición en la tabla, con los mismos puntos que el 2º, el Huesca.

Imagen de la larga charla llevada a cabo por Víctor Fernández con la plantilla al inicio del entrenamiento de este martes, posterior a la derrota por 2-4 ante el Rayo Vallecano.
Imagen de la larga charla llevada a cabo por Víctor Fernández con la plantilla al inicio del entrenamiento de este martes, posterior a la derrota por 2-4 ante el Rayo Vallecano.
Tino Gil/Real Zaragoza

El Real Zaragoza apenas dispone de 69 horas y 45 minutos entre la consumación de la dura derrota por 2-4 ante el Rayo Vallecano en la medianoche del lunes al martes y el inicio de su siguiente cita, en Tenerife, este próximo jueves (21.45). Un breve tiempo para asimilar su situación comprometida respecto del ascenso directo a Primera, entrenarse mínimamente y acometer un largo viaje en avión a Canarias.

Solo restan cuatro jornadas para la finalización de la liga, alrededor de 360 minutos decisivos ante Tenerife, Oviedo, Albacete y Ponferradina. El equipo de Víctor Fernández se ha ubicado, tras haber perdido cinco de los siete partidos jugados en el atípico apéndice programado por La Liga para rematar la temporada 19-20, en la tercera posición en la tabla. Está fuera, pues, de los puestos de ascenso directo... pero sigue igualado -a 61 puntos- con el segundo, la SD Huesca. Así que todo es posible aún. Pero son mejores sus números que sus sensaciones, su balance en la clasificación que lo que su abollado fútbol emite.

Si el Real Zaragoza logra ganar los cuatro partidos y sumar los 12 puntos en los próximos 12 días naturales (ese es el marco temporal en el que todo va a dilucidarse) aún tendrá una rendija para optar a subir por la vía rápida y eludir la Promoción, contando siempre con un nuevo error de los oscenses. 

¿Puede aspirar a este pleno de victorias partiendo del punto de dudas y decepción en el que se halla hoy? Este es el reto del vestuario, del técnico, de los futbolistas, del área deportiva: lograr esa metamorfosis de manera súbita y eficiente. Y son varios los aspectos clave que, desde el duelo de mañana en el estadio Heliodoro Rodríguez López, han de corregirse si se pretende solventar con éxito este problema evidente.

1. El ánimo del grupo. Buscar una salida del atolladero mental que genera desconfianza

El Real Zaragoza solo ha sumado 6 puntos de los 21 disputados en esta mini liga anormal con la que va a concluir la temporada tras el parón por la covid-19. Se ha convertido en el peor equipo de los 22 de la categoría en este tramo crucial, a la altura de los colistas y desahuciados Racing de Santander y Extremadura. Y eso duele en el cerebro de los protagonistas. Mella el ánimo, menoscaba la autoestima individual y grupal. De ahí solo se puede salir con un golpe de autoridad a través de un resultado, de un triunfo que impacte. De las crisis siempre se sale. Ninguna es perenne en el deporte. Hablar, convencer, debatir, fomentar la fe... son tareas psicológicas que los mandos del área técnica y deportiva han de poner en práctica -con éxito- en estas horas decisivas para el futuro de la SAD.

2. La forma física. Se requieren paliativos colectivos que disimulen las carencias adquiridas en el parón

Una de las evidencias que ha dejado patente el Real Zaragoza en los últimos siete partidos es que su nivel de forma física está muy alejado del que dejó en marzo, cuando los futbolistas se mostraban en la cresta de su rendimiento. Por lo que sea -asunto a estudiar cuando todo concluya- los rivales corren más, llegan antes a los balones y aguantan mejor el discurrir de los minutos de cada duelo. Ellos desbordan en velocidad, los zaragocistas tan apenas. Hay futbolistas que se hunden físicamente ante de la hora de juego. Víctor ha de encontrar soluciones colectivas, de índole táctica, para aliviar los efectos adversos de este mal: juntar más al equipo, que no se haga largo ni se parta en el campo. Que prime la cobertura del área propia por encima de otras cuestiones, aunque eso sea cambiar el estilo inicial.

3. Los agujeros defensivos. Es obligado acabar con errores atrás que son letales

En esta fase de desvanecimimento del Zaragoza, en la crucial labor defensiva, los blanquillos manifiestan blandura permanente como derivada de las citadas mermas físicas del grupo. Inconsistencia que afectan a la mayoría de titulares y que se agrava por el casi nulo espacio de recuperación muscular entre partido y partido. De ahí los errores gruesos que tienen lugar cada partido, casi todos penalizadores de goles mortales de necesidad. Los zagueros necesitan más ayudas, reducir las llegadas en ventaja de los rivales desde la línea media. A campo abierto, se muestran vulnerables. Los 13 de goles encajados en siete partidos son alarmantes per se. Las lesiones de Guitián y El Yamiq agravan esta mácula del equipo, pues reducen sobremanera las opciones de refrescar y rotar piezas específicas. Este es un asunto mayor. Clave.

4. Una línea media volátil. No tiene ritmo creativo y, a la vez, no retrocede con eficacia

La continuidad en la gestación de fútbol combinativo y ofensivo se ha visto con cuentagotas en estos siete partidos. El Real Zaragoza, por su falta de fuelle físico, no domina el balón, no manda casi nunca y está a merced de los rivales (solo los adversarios de la parte baja, Lugo y Extremadura, han sido medianamente controlables en fases concretas de esos duelos). El duende imaginativo se le ha extraviado a Eguaras, que necesita líneas de pase que pocos le dan. Guti, que ha jugado todos los minutos en un maratón brutal, está ya con la reserva. Torres, reclutado de última hora, tiene techo muy bajo en la generación de fútbol, carencia que también porta Igbekeme. Además, hay que buscar solución a la falta de dinamismo defensivo de todos ellos, muy inferior a lo que el equilibrio táctico requiere en este fútbol agónico. Las ayudas de los mediapuntas en ambas facetas son, asimismo, escasas: Kagawa, Blanco, Burgui... han asomado mínimamente en esta honda crisis zaragocista. Sin Ros ni Zapater aptos (el ejeano solo ha jugado minutos sueltos), Víctor también está maniatado para modificar estas faenas en la medular.

5. Mejorar el acierto goleador. Se han desaprovechado ocasiones cruciales sencillas

Cuando el lastre de resultados aún no era tan grave como ahora, se analizaban las derrotas lamentando errores ante el gol flagrantes que pudieron cambiar el marchamo de los marcadores. Luis Suárez, el pichichi blanquillo, no está fino, es otra víctima de un mal confinamiento. Y los demás tampoco han visto puerta en opciones francas: Guitián, Nieto, Soro, Blanco, Suárez, Linares, Kagawa, Atienza, El Yamiq... han dejado goles cantados en simples ‘uys’ cuando debieron cambiar los guiones de los partidos ante Alcorcón, Almería, Huesca. En lo sucesivo, hay que hilar fino ante el gol. No caben errores flagrantes sino eficacia total.

6. Los intangibles. Árbitros, VAR, lesiones musculares...

Hay otros detalles influyentes en los resultados finales que no se pueden controlar desde la sala de mandos propia y que es necesario modificar. Son los arbitrajes, las decisiones del VAR, el surgimiento de las lesiones musculares, ahora definitivas por lo comprimido del calendario. En este periodo crítico actual, estos factores han tenido, todos ellos, una repercusión negativa y perniciosa. Para mutar estos efectos nocivos, solo cabe rezar o hacer hechicería.

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