Como estaba previsto desde antes de comenzar la pretemporada, el central suizo Simone Grippo no va a participar en los ensayos de fútbol táctico de máxima exigencia hasta más adelante. El ritmo de la recuperación de su lesión grave de rodilla, que lo tiene fuera de órbita desde octubre pasado, exige aún un tiempo de precaución. En la tarde de este miércoles, en Boltaña, se vio claramente el proceder del futbolista y de los fisios: Grippo se marchó del campo principal al anexo nada más empezar el entrenamiento y, con Javier Chocarro, trabajó a solas. 

Así van a ser sus jornadas durante al menos 15 días más. Nada de riesgos en balones divididos, en los choques cuerpo a cuerpo con los demás. Aún le falta el último empujón a su puesta a punto, que acumula un retraso como consecuencia de un problema añadido que surgió durante el largo proceso de rehabilitación de la operación de rodilla que tuvo lugar en Vitoria en noviembre del año anterior. 

Víctor Fernández sabe desde junio que no podrá contar con Grippo en el inicio de la temporada oficial. Que es imposible que esté al cien por cien en la previa del partido ante el Tenerife que inaugurará la liga el 17 de agosto. Lo normal es que el helvético comience a entrenarse con normalidad, paso a paso, cuando agosto arranque, ya con el equipo en Zaragoza. Y que, si todo va bien, pueda ir jugando algunos minutos en los últimos amistosos del verano, nunca en los primeros que ya llegan este mismo fin de semana. 

Tanto Grippo como el área médica del club están satisfechos de cómo ha encarado el central este tramo final de su vuelta a los terrenos de juego. Pero le van a faltar días para estar apto en cuanto se ponga en marcha la nueva liga 2019-20. Su concurso llegará con retardo.