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El Real Zaragoza cumple su objetivo y golea 0-3 al hundido Córdoba

Marc Gual, que volvía a la titularidad tiempo después, anotó los tres goles en la segunda parte, donde los aragoneses aprovecharon la debilidad local.

Objetivo cumplido en Córdoba por parte del necesitado Real Zaragoza. Con la paradoja de hacerlo mediante una goleada, 0-3, que surgió entre un fútbol sin calidad y en un partido feo que se fue al descanso con un preocupante 0-0. El delantero Marc Gual, novedad de Víctor Fernández en el once inicial muchos partidos después, anotó los tres goles en la segunda parte, donde la defensa del cuado andaluz respondió a sus credenciales que dicen que ha encajado 70 goles en lo que va de liga. Así, el peligro del descenso queda a 7 puntos de distancia a falta de 6 partidos para el final del torneo, toda vez que el Lugo perdió 4-1 en Las Palmas y se queda atascado en el cuarto puesto por la cola del que trata de huir el equipo aragonés hace días.

Así hemos vivido en directo el Córdoba-Real Zaragoza

El Zaragoza disputó esta ‘final’ en campo ajeno en un ambiente bien alejado al natural. Con un graderío semivacío, con el público cordobés divociado con su equipo, con su club, que no paga a nadie desde hace casi 3 meses y que ve ya la Segunda B como un castigo inevitable. En definitiva, un balneario para los zaragocistas. Nada de lo que podía haber sido si el Córdoba hubiese creído en sí mismo y la unión entre el entorno blanquiverde hubiese sido la normal. Así, el partido estuvo descafeinado desde el inicio. Nada de presión. Nada de agobios para Cristian Álvarez. Era como un partido de pretemporada. De hecho, en el primer cuarto de hora, no pasó nada de nada. Un peloteo insulso y aburrido que hizo preguntarse a más de uno si el Zaragoza se estaba jugando tanto como parecía.

El primer disparo con algo de intención lo hizo Ros en el minuto 15, desde lejos, alto, mal. Eso hizo despertar a los locales, que casi le dieron un disgusto serio a los aragoneses dos minutos más tarde, cuando Andrés Martín, el joven ariete (su mejor hombre) cabeceó un centro del exzaragocista Fernández y envió el balón al larguero. Ahí pareció encenderse el motor de todos los apáticos protagonistas de la película. En el 20, un pase al hueco de Biel no lo aprovechó M. Gual, la gran novedad en punta de Víctor Fernández, que en vez de buscar el remate por alto, mano a mano ante el portero Marcos, buscó la asistencia a su paisano Vázquez y la pifió de mala manera. La ocasión quedó en agua de borrajas.

El Real Zaragoza tenía más el balón, pero la lentitud era pasmosa. Eguaras, un diésel. Biel y Ros, con gasoil agrícola. Soro, Vázquez y Gual, arriba, a cámara lenta, sin abrir espacios ni desmarques. Todo a ralentí. El sopor lo rompió en el minuto 28 Nieto, en una galopada hacia el centro que concluyó con un disparo desde la frontal del área, fuera cerca del palo derecho. Y, de repente, volvió a aparecer el citado Andrés Martín para generar dos claras jugadas de gol en el área tomate (el Zaragoza vistió de rojo en esta ocasión). En el 31, lanzó un centro-chut intencionado que salvó con apuros y reflejos Cristian Álvarez bajo palos. Y, a la salida del consiguiente córner, el propio Martín agarró un empalme seco desde la frontal del área que tuvo que rechazar a dos puños Álvarez sobre la raya.

En realidad, las mejores ocasiones, sin hacer nada de nada, habían sido cordobesistas. Algo no funcionaba en el atrancado Zaragoza que, además, perdió a Soro por lesión en el minuto 32 tras recibir un balonazo en un tobillo (lo suplió Raúl Guti). Verdasca y Guitián, los centrales, sufrieron de lo lindo con Andrés Martín, una pesadilla en el encare y con los pases al hueco. Arriba, ni Gual ni Vázquez se enteraron de la fiesta en su reencuentro como las dos referencias ofensivas del Zaragoza. Gestos, muecas, pero poco fútbol y nulas acciones de remate.

Para que esa sensación quedase impresa en los cerebros de los protagonistas y los analistas de tan espeso duelo, el Córdoba amagó el 1-0 en el minuto 43, esta vez por medio de Carbonell, que empalmó alto, solo en el área, un nuevo pase con tiralíneas de Andrés Martín. Los centrales zaragocistas eran una ganga a sus espaldas. Cuando el árbitro pitó el descanso, el alivio pareció mayor para los zaragocistas que para los locales. La cosa no funcionaba. Si se trataba de ganar, de volver a Zaragoza con los 3 puntos y cimentar con fuerza la permanencia, el primer tiempo había sido un fracaso estrepitoso. Así era evidente que el triunfo aragonés era algo similar a un milagro. Sin fútbol, sin ritmo, sin pasión, sin muestras de interés. Ningún movimiento claro en la táctica ofensiva. Todos atados a un palo, como los futbolines. A Víctor, el plan A no le había salido bien ni por asomo. Así que tocaba taller, reparación de hondura en el intermedio. La pinta era mala. Pero mala, mala. El 0-0, ante un muerto andante, era lo único bueno a esas alturas de la noche.

El segundo periodo se inició con el balón en poder del Real Zaragoza. Pero eso, lejos de ser una virtud, por el mal manejo del mismo, se convirtió toda la noche en un suplicio. Nadie sabía qué hacer en los terrenos de la verdad. Una ceguera preocupante que hizo cabecear de desesperación a Víctor varias veces en el banquillo. Pero, de repente, los errores del Córdoba regalaron a los aragoneses las mejores ocasiones desde el pitido inicial. El primer remate zaragocista vino, entre ese alboroto, a cargo de Gual tras un centro de Delmás, pero la pelota se le marchó cruzada, fuera, en el minuto 48. Y enseguida, tras un error pueril de los andaluces en un saque de banda que Menéndez sacó hacia atrás, el propio Gual se quedó solo ante el portero Marcos, lo regateó y marcó el 0-1 a puerta vacía. El catalán tocaba pelo casi medio año después de su último tanto y el Real Zaragoza hallaba petróleo entre la nada.

Así, la cosa ya estaba enfilada en un sendero mucho más positivo para los zaragocistas. El Córdoba reaccionó y Alfaro, en una pérdida de balón en la medular de Eguaras, se metió rápido en el área y remató fuera por poco ante Cristian Álvarez. No daba muestras de fortaleza el sistema defensivo de Víctor. Así que había partido. Otro ex, el canterano Chus Herrero, estuvo cerca de rematar a gol un saque de esquina en el minuto 57, otro aviso serio. Rafa Navarro, el entrenador local, hizo un cambio ofensivo, quitando al pivote Vallejo para meter en el campo al ariete tanque Carrillo.

La defensa cordobesista, con casi 70 goles encajados, prosiguió con su muestrario de horrores y el central Luis Muñoz, en el minuto 66, regaló un balón a Gual que acabó en un pase al espacio para dejar solo a Álvaro Vázquez ante el guardameta Marcos. Cuando el segundo gol se cantaba, a bocajarro, el ‘9’ zaragocista reventó la pelota contra las piernas del arquero andaluz, perdiendo la opción pintiparada de sentenciar a un adversario cadavérico. El lío pudo ser serio si, en la siguiente jugada, el destacado Andrés Martín no se hubiese topado con una gran parada de Cristian Álvarez tras un disparo seco en el área del verdiblanco, palomita incluida. Se pudo haber pasado del posible 0-2 al 1-1 en breves segundos. Otro aviso.

El centro del campo zaragocista no existía. Ni Eguaras, ni Ros, ni Biel daban una a derechas. Y el Córdoba quería revivir con Javi Lara en el campo. Pero, en ese momento de cierto desconcierto visitante, de nuevo M. Gual arregló las cosas en una acción individual, con un quiebro a Chus Herrero en el área y un remate raso al primer palo que batió, en el minuto 75, a Marcos. El partido pareció ahí resuelto ante la debilidad de los califales. El Real Zaragoza estaba ganando por inercia, por esos detalles que matan siempre al famélico y dan la vida al que tiene algo más de energía en duelos tan histéricos por la parte baja de la tabla al final de una liga. Y así llovió el 0-3, de nuevo con la firma de Gual, tras un error de toda la zaga blanquiverde. El catalán recogió la donación, quebró a Muñoz y volvió a superar por abajo a Marcos en el área, en el minuto 78.

El escándalo en la grada fue superlativo con los suyos, mientras el Zaragoza, con Gual renacido de sus cenizas, lograba el objetivo del día con una superioridad que estaba muy por encima del fútbol desplegado. El marcador creció por pura decantación. Por aplastamiento ante un rival liquidado por completo. Víctor pudo dar 10 minutos a Papunashvili al final. Ni aun con todo resuelto, la zaga aragonesa dio sensación de solvencia y Chus Herrero, en otro córner pésimamente restado, remató con la testa al poste en el 83, segundo remate al palo de los locales. En el batiburrillo final concluyó con otra contra a placer de los zaragozanos, que concluyo Papunashvili tras un pase atrás de Vázquez, que el georgiano echó fuera con todo a favor para haber anotado el 0-4.

La alegría de los jugadores zaragocistas al final del choque mostró la descarga de adrenalina de todos ellos tras haber salvado un episodio lleno de responsabilidad y obligaciones en esta 36ª jornada, en la que todo lo que no hubiera sido este triunfo vital habría llevado al equipo a una situación muy peligrosa de cara al último mes de la competición.

Ficha Técnica

Córdoba CF: Marcos; Fernández, Chus Herrero, Luis Muñoz, Álex Menéndez; Vallejo (Carrillo, 61), Bodiger; Carbonell (Aguado, 80), De las Cuevas, Alfaro (Javi Lara, 73); y Andrés Martín.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás. Guitián, Verdasca, Nieto; Eguaras (Zapater, 84), Javi Ros, P. Biel; Soro (R. Guti, 32), Álvaro Vázquez; y M. Gual (Papunashvili, 81).

Árbitro: Santiago Varón Aceitón (Comité Balear). Amonestó a P. Biel (33), Luis Muñoz (67) y Javi Lara (80).

Goles: 0-1, min. 49: M. Gual. 0-2, min. 75: M. Gual. 0-3, min. 78: M. Gual.

Incidencias: Tarde-noche veraniega en Córdoba, con 30 grados. El césped de El Arcángel presentó un aspecto excelente. En las gradas, apenas 4.500 espectadores sobre un aforo de 22.000. Se retrasó el inicio del choque en 3 minutos por tener que reparar una red rota en una portería.

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