Fallece Joaquín Castillo, alma máter del área social de la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza

Padre político de Ángel Lafita Garrido y Javier Villarroya y abuelo de Ángel y Nacho Lafita Castillo, durante décadas ha regentado las piscinas y la restauración de las instalaciones de la carretera de Valencia.

Joaquín Castillo, en la Junta General de Accionistas del año pasado, en diciembre de 2017.
Joaquín Castillo, en la Junta General de Accionistas del año pasado, en diciembre de 2017.
Oliver Duch

Ha fallecido Joaquín Castillo Gómez, quien ha sido alma máter del área social de la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza durante las últimas décadas. Este viernes, 14 de diciembre, el corazón de este zaragocista de cuna dejó de latir a los 85 años de edad. Así, se marcha una pieza imprescindible en el día a día de las instalaciones zaragocistas de la carretera de Valencia, el hombre que dio vida con su trabajo y el de los suyos -en especial su esposa, Eugenia- a la parte complementaria del puro fútbol en los campos de la entidad aragonesa, las piscinas, el restaurante, los bares-ambigú en los días de partido.

La figura de Joaquín Castillo va más allá de la de un acérrimo zaragocista desde los primeros tiempos de Torrero. Sobre él, la vida quiso aglutinar muchos resortes referenciales más. Su hija Pilar se casó con Ángel Lafita Garrido. Su otra hija, Eugenia, lo hizo con Javier Villarroya. Dos futbolistas aragoneses de primer nivel que militaron en la primera plantilla blanquilla. Su hijo Joaquín también jugó en la cantera, hasta juveniles. Y de la rama Lafita-Castillo surgieron más tarde dos nietos que siguieron la saga: Ángel Lafita II, que ha colgado las botas recientemente en el fútbol de los Emiratos Árabes, y Nacho Lafita, que tras militar en la cantera blanquilla y llegar al filial, aún está en activo en el Ejea, en Segunda B. Es difícil encontrar un núcleo familiar con tanto zaragocismo de rango enmarcado en tan poco espacio genealógico.

Va a resultar difícil, imposible seguramente para los centenares de amigos y conocidos que hizo durante tantos y tantos años de servicio y desvelos, observar una Ciudad Deportiva sin Joaquín Castillo pululando cada día de la semana, desde el punto de la mañana, al tanto de todo. Igual fuese verano que invierno. Igual lloviese o nevase, o que el sol cayera a cachos en los días de canícula. Las vetustas estructuras de esta propiedad del Real Zaragoza deben buena parte de su vigencia al empeño, a veces no sencillo de llevar a cabo, que siempre puso Joaquín para que todo siguiera en funcionamiento y, pese a que siempre fue muy lejos de los proyectos iniciales del presidente Zalba cuando construyó a principios de los años 70 esta Ciudad Deportiva, la vida de la mayor parte de los servicios se mantuviera firme hasta nuestros días.

Accionista de la SAD desde la transformación del club en tal figura societaria a principios de los años 90, su presencia en cada Junta General anual de la entidad zaragocista a fin de año fue siempre fija. Dentro de 5 días, cuando se celebre la de este curso 2018, su ausencia supondrá un vacío irreparable.

Desde las 9.00 del sábado, su cuerpo estará en el velatorio 8 del cementerio de Torrero. Y el domingo, a las 10.30, tendrá lugar su funeral en la capilla 3 del tanatorio. Descanse en paz Joaquín Castillo.

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