Los retos aún pendientes de Lucas Alcaraz

El Zaragoza demanda ganar en casa, cambiar la dinámica e incluso hallar un sistema de juego concreto

Lucas Alcaraz, en la Ciudad Deportiva.
Los retos aún pendientes de Lucas Alcaraz
Heraldo

Hay una cuestión de fondo y una cuestión de forma. El fondo: el Zaragoza de Lucas Alcaraz ha sumado solo cuatro de los 18 puntos que ha disputado. La forma: el Zaragoza de Lucas Alcaraz no ha merecido sumar más porque no ha competido (lo de jugar y qué es jugar al fútbol es opinable...) para sumar más. La reiteración de las palabras sumar y más del párrafo inmediatamente anterior quizá obedezcan a su ausencia en el Zaragoza. Sumar más, ese el objetivo esencial. Para alcanzarlo, habrá que alcanzar a su vez otros retos no satisfechos por el actual inquilino del banquillo aragonés.

Alcaraz tomó el mando con el Real Zaragoza como decimosexto clasificado, propietario de 11 puntos sobre 30 posibles, 12 goles a favor y 11 en contra. Seis jornadas después, el equipo del león rampante está censado en la zona de descenso, como decimonoveno habitante de la Segunda División, y almacena 15 puntos sobre 48 puntos. Además, su balance goleador también ha pasado a ofrecer saldo negativo: ahora, 17 a favor y 21 en contra.

Los puntos valen igual en casa que fuera, pero constituye una obviedad que cuando se trata de sujetarlos, cuando se trata de asegurar, blindarse en casa es esencial. Hay que ganar en casa, hecho que no ha ocurrido con Alcaraz después de haber disputado tres partidos en La Romareda. No todos, pero alguno de los problemas del Zaragoza de este curso residen en su fragilidad como local: no vencen ante la mejor afición de la categoría desde la jornada inaugural, allá en agosto, cuando se impuso al Rayo Majadahonda (2-1).

La pobreza de los registros obtenidos parte en gran medida de la debilidad energética que el Zaragoza manifiesta sobre todo en los inicios de los careos. Ojo al dato: el conjunto de Alcaraz ha comenzado perdiendo todos los encuentros. Es decir, siempre ha tenido que ir a remolque. Incluso en la victoria ante el Nástic en Tarragona comenzó encajando (1-3). También anotó primero el Mallorca en su igualada en La Romareda (2-2).

Después de un mes y una semana en el banquillo, resulta imperativo cambiar una dinámica que condena irremediablemente a la incertidumbre o hacia una certidumbre todavía peor que la incertidumbre. En esa finalidad, también convendría encontrar un equipo, una arquitectura táctica sobre la que comenzar a construir fútbol y disuadir al rival.

Después de iniciar su trayectoria con dos partidos apostando por el rombo (Elche y Granada), Alcaraz pintó una defensa de tres centrales en Tarragona. El rombo fue borrado. Sin rombo, se atraparon al principio cuatro de seis puntos (Nástic y Mallorca). Sin rombo también, se cayó en Alcorcón y en casa con el Cádiz. Con o sin rombo, hay que comenzar jugar a algo. Y a sumar. Ese es el reto esencial de Alcaraz.

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