"La Segunda es muy de rachas. Todo empieza por ganar un partido, aunque sea de forma apurada, y a partir de ahí, pensar en los siguientes". Esta es la única lógica que respondería al cambio de dinámica del Real Zaragoza, y así la ha explicado Lucas Alcaraz en la víspera del partido contra el Cádiz. Curiosamente, el próximo rival es el ejemplo a seguir, un equipo que andaba en descenso y, tras cinco triunfos consecutivos, ya se sitúa a las puertas de la promoción. "Hay que intentar llegar a esa situación", ha dicho el técnico granadino.

En esta línea, Alcaraz se ha mostrado positivo, porque "una victoria cambiaría muchas cosas, entre ellas el estado de ánimo". Un pensamiento que no ha desaparecido de la mente de los jugadores, a pesar de que las cosas no está saliendo bien. "Siempre veo al equipo con muchas ganas de que llegue el partido", ha afirmado el entrenador, cuyo discurso en cuanto a motivación y confianza ha sido similar al de sus jugadores a lo largo de la semana.

Un grupo, mermado por las lesiones desde el comienzo de temporada, que ha recuperado dos activos en la convocatoria de diecinueve: Raúl Guti y Javi Ros. "Guti lleva entrenando dos tres semanas más o menos bien y tiene cierto ritmo. Javi está bien, pero tiene mas déficit de entrenamientos", ha comentado el míster. Este viernes, en la previa del encuentro, se decidirá quién de los dos queda descartado. El que no será de la partida es Dani Lasure. El canterano ya no entrenó este miércoles por molestias en el muslo, y en la jornada del jueves "ha empezado el entrenamiento como todos pero se ha tenido que salir". En quien no piensa Lucas es en Papunashvili, cuyo regreso no ve "cerca".

Para marcar goles hay que tirar a puerta. Ley impepinable y que el Zaragoza incumplió el fin de semana pasado en Alcorcón. Alcaraz, consciente de ello, localiza el problema en la toma de decisiones: "El otro día llegamos en muchas fases del partido, pero nos faltó solucionar. Hubo situaciones pero no tuvimos clarividencia en los últimos metros. Decidimos peor que en Tarragona, donde llegamos menos y fuimos más efectivos. En Alcorcón, cuando no dábamos un mal pase, hacíamos un mal control".

Otro de los déficits que se pudieron observar en el estadio de Santo Domingo fueron las lagunas defensivas de la segunda mitad. "En la primera parte Cristian no tuvo que intervenir, luego cometimos varias negligencias. La idea es perseverar en nuestros automatismos defensivos. Los goles son más que evitables, la tostada siempre cae del lado de la mantequilla", ha expresado Alcaraz, aludiendo tanto a las facilidades que concede su equipo atrás como al infortunio. "Pasamos de tener un penalti a favor a uno en contra. Muchas veces el marcador te da cosas que no te da el juego y ese tipo de cosas no nos están favoreciendo", ha apuntillado.