Tres entrenadores cesados en esta jornada 14ª: se acelera el pulso de Segunda

Jiménez, Baraja y Sandoval han sido despedidos de Las Palmas, Gijón y Córdoba en unas horas. Los nervios, los vértigos y las necesidades empiezan a apretar como cada año por estas fechas.

Imanol Idiakez, entrenador del Real Zaragoza, y Manolo Jiménez, técnico de Las Palmas, se saludan en La Romareda en la 3ª jornada de esta liga. Ninguno de los dos está ya en su puesto.
Imanol Idiakez, entrenador del Real Zaragoza, y Manolo Jiménez, técnico de Las Palmas, se saludan en La Romareda en la 3ª jornada de esta liga. Ninguno de los dos está ya en su puesto.
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Noviembre empieza a tocar a su fin y se acerca diciembre. Huele al parón navideño, se enfila la segunda fase de la primera vuelta de la liga. Es, cada año en la Segunda División española, tiempo de arrebatos, de giros bruscos en los planes iniciales, de búsquedas de soluciones exógenas a los problemas internos de muchos clubes que andan fuera de su tiesto. Y esta jornada 14ª está siendo, un año más, punto referencial a tener en cuenta. Algo está cambiando. En pocas horas, de la mano, han sido despedidos tres entrenadores al unísono: Manolo Jiménez de Las Palmas, Rubén Baraja de Gijón y José Ramón Sandoval de Córdoba.

No cabe duda de que es un aviso para todos los navegantes de la categoría. Empiezan los nervios, los vértigos, los ataques de histeria, los excesos de responsabilidad, las sensaciones de que los proyectos descarrilan de mala manera, los miedos al fracaso, el temor a lo peor, la percepción de que el éxito pretendido cada vez queda más lejos. En Las Palmas, Jiménez ha pagado con su puesto de trabajo el hecho de no estar en puestos de ascenso directo, objetivo supremo de los canarios tras caer de Primera División en junio (están en la 6ª plaza). En Gijón, Baraja ha purgado con su cese no tener al Sporting en la zona de la pelea por ascender (va de la mano del Zaragoza, 15º). Y en Córdoba, Sandoval acaba de romper la leve cuerda que viene aferrándolo al banquillo blanquiverde hace días, pues el cuadro califal es penúltimo y cada vez se hunde más en la cola de la liga, oliéndose lo pero por El Arcángel.

En este fin de semana, el penúltimo de noviembre, consumido el primer cuarto de la competición, los dirigentes ya necesitan ansiolíticos y analgésicos por cajas en muchos despachos de la España de Segunda. Lo vivido en estos tres clubes es una prueba fehaciente de esta patología que, como la gripe, llega anualmente por las mismas fechas.

Con anterioridad, los más acelerados en el pulso cardiaco, los de la tensión arterial más alterada fueron los de Tenerife (cayó Joseba Etxeberría el primero, en septiembre); los del Real Zaragoza (Idiakez capotó el segundo, en octubre); los de Tarragona, donde Juan Manuel Gordillo también duró solo hasta mitad de octubre; los de Lugo, que se llevaron por delante a Javi López; y la semana pasada, como avanzadilla del frenesí de noviembre, los jefes del Extremadura, que mandaron a su casa a Juan Sabas.

Así que, como siempre, el 'Otoño caliente' de los banquillos ha vuelto a alcanzar su mayor grado de incandescencia en el penúltimo mes del año natural. Y, de repente, con estas tres destituciones simultáneas de Jiménez, Baraja y Sandoval, son ya 8 los banquillos que van a tener nuevo inquilino respecto del proyecto inicial del verano cuando arranque la semana que viene la 15ª jornada.

Un tercio de los componentes de la liga de Segunda en España dejó de creer en sus propios planes en apenas un trimestre. Se han visto obligados ya a arrugar y tirar a la papelera su guión maravilloso de julio y agosto para, sobre la marcha, intentar reconducir erráticas trayectorias cuando aún faltan casi 7 meses de competición por delante. Las pifias son habituales por todos los rincones de la geografía. Los disconformes, dadas las altas expectativas de la mayoría, son legión según avanzan las semanas.

Cayeron ya por el camino, pues, Etxeberría, el zaragocista Idiakez, Gordillo, Javi López, Sabas, Jiménez, Baraja y Sandoval. Hay otros en capilla, en el corredor del finiquito, que si los modelos estadísticos de años atrás no fallan (que no lo harán), caerán antes de fin de año.

Han llegado nuevos, para poner caras nuevas a los felices planes del verano que descarrilaron, Oltra aTenerife; Alcaraz a Zaragoza; Martín Monreal a Tarragona; Monteagudo a Lugo; Rodri al Extremadura; y Las Palmas ha anunciado el retorno del exzaragocista Paco Herrera, mientras que en Gijón dicen apostar por el técnico del filial, José Alberto López. Falta saber quién relevará a Sandoval en Córdoba.

En poco tiempo, la Segunda División será otra bien distinta de la que empezó a dar sus primeros pasos en agosto y septiembre (en realidad, hace nada). No la reconocerá en los banquillos y, a partir del mercado de enero, ni la madre que la parió ni los padres que la engendraron en meses estivales de grandísimos planes, dibujos y planificaciones para la ilusión.

Y, una vez vuelto todo loco, pasados de rosca muchos tornillos, saltadas por los aires infinidad de tuercas, cambiados los perfiles humanos y buscadas las correspondientes culpas ajenas ante errores propios en las direcciones deportivas de los lugares afectados por las decepciones, la liga comienza paso a paso a tomar otra dimensión. A partir de ahora surgirán nuevos vectores de conductas de los equipos, detalles hasta ahora no vistos. Y, ni que decir tiene, cuando desde el 1 hasta el 31 de enero se abra la veda de los fichajes y las bajas, esto será una revolución ruso-zapatista-francesa, todas juntas.

Las desembocaduras a estas puestas en marcha del molinillo de destituciones no son predecibles jamás. Como sucede con los proyectos iniciales de cada club en verano, ahora cuando se van rompiendo y quedan en evidencia sus hacedores, la respuesta a futuro de las permutas de entrenador y jugadores (cuando toque) también son aleatorias en su respuesta posterior: a unos pocos les va bien, a un gran número de equipos no les genera una mejora suficiente y, a otros, los cambios les sientan como un tiro en el pie y, lejos de mejorar, los empeoran. Es lo que dice la jurisprudencia año a año. En Zaragoza hay casos de todo tipo, pelaje y condición en lo que va de siglo XXI, sin necesidad de ir más atrás.

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