En un deporte caprichoso como es el fútbol, de un contratiempo nace una oportunidad. Y en este contexto, la carta de Álex Muñoz se antoja vital para el Real Zaragoza de Lucas Alcaraz en estos momentos. El entrenador granadino, en sus dos primeros partidos al frente del conjunto aragonés, apostó por la pareja de centrales formada por Simone Grippo y Diogo Verdasca. Eje defensivo heredado de las preferencias de Imanol Idiakez desde la cuarta jornada liguera, cuando el central portugués retrasó su posición y abandonó el roll de pivote.

Pero el domingo pasado, en la derrota contra el Granada, a Grippo le saltó la rodilla de su sitio en el minuto 25 de partido. Un infortunio en la articulación derecha del suizo, que le mantendrá fuera de juego lo que resta de temporada tras confirmarse una rotura del ligamento cruzado anterior. Con Perone fuera de la convocatoria, Álex Muñoz entró al césped de La Romareda para relevar al lesionado. Ahora, al defensa de 24 años se le despeja el camino de la titularidad, de la que desapareció de la noche a la mañana.

Un puesto en el once al que accedió desde su aterrizaje en Zaragoza como cuarto fichaje del proyecto 2018-2019 a mediados de pretemporada. La baza de Muñoz parecía indiscutible por su buen rendimiento en los amistosos previos al inicio liguero, e incluso en las tres primeras fechas de la competición. Partidos donde el Zaragoza dominó y cosechó una victoria ante el Rayo Majadahonda y dos empates, en Reus y en casa frente a Las Palmas.

La figura del central valenciano junto a Grippo no se adivinaba pasajera. Sin embargo, la recuperación total de Alberto Zapater y su acceso inmediato al centro del campo desplazó a Verdasca a su posición natural y relegó a Muñoz a la bancada suplente. Dicha permuta se estrenó con el potente e insólito 0-4 en Oviedo, diana de Verdasca incluida. Argumento y situación que mantuvo firme el panorama de la primera línea zaragocista, en detrimento de la participación del único defensa central zurdo activo de la plantilla -con Enrique Clemente lesionado de gravedad-. Condición, sumada a su polivalencia en el lateral izquierdo, por la que el director deportivo Lalo Arantegui sujetó en julio la incorporación de Muñoz, procedente del Sevilla Atlético con la carta de libertad, hasta el 2021.

Contando la cita copera frente al Deportivo de la Coruña, donde fue titular con Bruno Perone –el tercer central en discordia a día de hoy–, Álex Muñoz ha disputado 511 minutos oficiales con el equipo zaragozano. Pocos detalles se le pueden echar en cara al central, reclamado por la afición en cada previa de partido debido al cuestionado rédito ofrecido por sus compañeros en defensa. Quizá, aquella falta cometida en los instantes finales del envite ante el Tenerife. Error innecesario que supuso el empate canario cuando los aragoneses ya abrazaban la victoria, y que desembocó como mal mayor en la destitución de Imanol Idiakez. Se trataba del séptimo partido consecutivo sin ganar, una racha de 3 puntos logrados de 18 posibles.

A Muñoz, del que se ha destacado su profesionalidad y compañerismo en su letargo, se le ha parado frente a su persona un tren de responsabilidad. Nueva ocasión para ganarse un puesto de titular, que había adquirido un tinte hermético en el último mes. Además, a la cartera de centrales se sumará un nuevo compañero, recambio del lesionado de larga duración Simone Grippo. El club, que cuenta con la posibilidad de incorporar a un jugador por la baja del suizo, ya bucea en las listas de posibles candidatos para reforzar ese puesto, donde Mauro dos Santos, central argentino que no está contando para Mauricio Pellegrino en el Leganés, es el favorito.