El Real Zaragoza golea en Oviedo 0-4 y ofrece la primera alegría enorme del curso

Álvaro Vázquez, Verdasca, Igbekeme y Soro anotaron los tantos en un partido redondo, completo y sobresaliente de los de Idiakez de principio a fin.

Oviedo - Real Zaragoza
Oviedo - Real Zaragoza
David S. Bustamante

Espectacular triunfo del Real Zaragoza en Oviedo, con un contundente 0-4 que habla por sí solo de la capacidad ofensiva del equipo aragonés y de la perfección, en líneas generales, del fútbol desplegado en el Carlos Tartiere por los pupilos de Imanol Idiakez. El conjunto aragonés barrió del mapa a su oponente en una tarde de máximo acierto, de enorme solvencia táctica y de una lección de fútbol que transcurrió de principio a fin del duelo ante el cuadro asturiano, otro de los candidatos a estar en la zona alta esta campaña.

Excelente fue la primera parte de los zaragocistas, semejante en dominio y superioridad a la del último día en La Romareda ante Las Palmas. Buen control del balón, apabullante posesión ante un cuadro ovetense que fue un dominguillo a merced de los de Idiakez, con calma y control en la línea media gracias al buen tono de Ros, ejerciendo de pivote, apoyado en infinidad de acciones por Zapater, que volvió por fin a su lugar como titular tras dejar atrás la lesión que ha matado su verano. Con solvencia y seguridad en la defensa, a la que retornó Verdasca como central (desplazando al banquillo a Álex Muñoz), de modo que Cristian Álvarez no pasó apenas situaciones de apuro serio. Y con varios ataques y contragolpes de los tres puntas, Pombo, Gual y Álvaro Vázquez, que siempre dieron sensación de enorme peligro cuando combinaron camino del portal de Herrero.

Pero la llegada del descanso dejó la misma sensación global que ante los canarios una semana antes: el Real Zaragoza solo ganaba 0-1 cuando sus méritos y proyectos ofensivos dieron de sí para haber decantado con mucha mayor claridad semejante tanteador. Los aragoneses dejaron vivos a los azules por su falta de tino en varias ocasiones nítidas de gol y, asimismo, por un error del linier de turno al señalar fuera de juego inexistente a Gual en una jugada preciosa que acabó en gol a puerta vacía de Vázquez, que hubiese sido el 0-2 a falta de 10 minutos para el intermedio. Una pena por este lado del análisis general de los primeros 45 minutos de alto nivel jugados por los tomates (el Zaragoza vistió el uniforme de respeto).

El gol que dio la mano del marcador al Real Zaragoza lo marcó Álvaro Vázquez, un delantero que destila aroma de categoría superior en sus movimientos y ademanes, en el cuarto de hora de juego. Fue en un pase largo de Ros, a la espalda de los centrales locales, que el ‘9’ catalán remató en el área en carrera, a la primera, cruzando con clase raso y dejando con el molde al portero Herrero, incapaz de reaccionar ante su toque mágico. Antes de esa feliz jugada, el equipo de Idiakez había sido ya el dueño y señor de las cosas. Desde el minuto inicial. Zapater desaprovechó una falta directa al borde del área en el minuto 3, como luego haría Igbekeme poco después. Verdasca, tras la segunda jugada de un saque de esquina, empalmó alto por poco en el 4 el rechace de la retaguardia carbayona. Se veía desde el principio que el Zaragoza estaba mejor plantado que su rival y que su poderío era flagrante.

Con el 0-1 como oxígeno puro en el cerebro de los aragoneses llegaron por goteo más ocasiones para haber ampliado la renta. Gual, activo pero desacertado en el momento de la verdad (lo mismo que se le ha visto hasta ahora en sus primeros partidos como zaragocista), no encontró puerta en el minuto 23 tras un doble quiebro a Carlos Hernández en el área. Un minuto después, el mismo Gual remató rozando el palo por fuera una contra bien ligada desde atrás. Y Pombo, en el 32, concluyó una contra con un derechazo que se le fue a tres metros del poste izquierdo. Y en estas llegó el error arbitral de rigor, el que disolvió el segundo tanto de los zaragozanos por la mala vista del asistente del riojano Ocón. Mala pata una vez más con el tema arbitral.

El Oviedo, ante tal aplastamiento del sistema táctico del Real Zaragoza, fue silbado por su afición desde el minuto 20. No dieron una a derechas los azules. Solo un tiro de Tejera, sin fe, que paró Cristian Álvarez en dos veces y, al final, otro de Bárcenas, precipitado, que se marchó alto, fueron sus dos señales vitales en el área. Muy poca cosa, casi nada. El 4-3-3 de Anquela, muy atractivo sobre el papel, no rindió en el césped y el Zaragoza lo desactivo con suma facilidad.

Anquela movió pieza en el descanso. Dejó fuera al trotón Boateng y metió a Folch en busca de mayor control. Por su parte, Idiakez dejó todo como estaba, que era muy bien, a la espera de que los de arriba lograsen mayor índice de acierto en las oportunidades ante el marco de Herrero. Se clonaba la situación del día de la UD Las Palmas también en eso (aquella salida de Tana…).

Pero el Real Zaragoza quiso dejar claro enseguida que aquello ante los canarios fue una lección dolorosa de la que se aprendieron doctrinas importantes. Sujetó bien el equipo de Idiakez el primer empujón ovetense en los 5 minutos iniciales de la reanudación y, en la primera llegada al área local, Verdasca anotó el ansiado y merecidísimo 0-2. Fue en un córner botado por Igbekeme que el portugués empalmó con la derecha, la pelota dio en el poste y entró a la red. Una grandiosa noticia en una tarde donde los zaragocistas necesitaban reafirmar su progresión, su mejoría progresiva.

Ese gol obligó a Anquela a desmantelar a la desesperada a su equipo. Entraron al campo el ariete Toché y el punta Aarón Ñíguez y se fueron el defensa Johannesson y el medio Muñoz. Pasó el Oviedo a cerrar atrás con solo tres hombres. Iba a tener el Zaragoza espacios y opciones para ampliar su guarismo anotador. Pero le tocaba defender un abordaje total por parte astur. Una nueva dimensión de partido había nacido para la última media hora. El Oviedo había gastado los tres cambios muy prematuramente. Era cuestión de aplicar la inteligencia, de ser listos en las filas zaragozanas para asegurar un triunfo de prestigio y necesidad en los albores de la temporada tras dos empates con sabor agrio.

A falta de 22 minutos, Idiakez retiró a Gual, desdibujado, e introdujo savia nueva con Aguirre, un exovetense extramotivado en el Tartiere, para percutir la banda desierta sin lateral, lo que obligó al extremo panameño Bárcenas a recular por fuerza. En el desbarajuste provocado por la metamorfosis del Oviedo, los locales pudieron meterse en el partido si su central Christian Fernández hubiese atinado en un cabezazo franco a centro de Saúl Berjón en el minuto 69, pero la pelota, para fortuna del Zaragoza, se estrelló en el palo y después Toché no atinó a remachar a bocajarro. Los hados de la fortuna también estaban esta vez del lado tomate. Interesante apreciación en duelos de este perfil donde al rival no hay que dejarlo levantarse de la lona ni un segundo… por lo que pueda pasar.

Y a falta de 13 minutos llegó el natural contragolpe zaragozano que pilló a la zaga asturiana desguarnecida. Una pared de Igbekeme con Pombo en la frontal dejó solo al nigeriano ante Herrero. La resolución del africano fue imperial, con poso, regate en seco y envío a las mallas con suavidad y categoría. Un golazo el 0-3 para certificar un partido de matrícula de honor de los de Idiakez. La primera gran alegría de alto rango de la temporada. Lo que se necesitaba, la medicina adecuada a este momento del curso. Todo perfecto, a la medida. Ya no estaba en el campo Vázquez, suplido por Soro. Hubo espacio para relevos, para adecuaciones sobre la marcha que, esta vez, le salieron a Idiakez bordadas.

El partido llegó a su culminación con el Oviedo entregado, el público callado y desfilando hacia casa cabizbajo (salvo su ejemplar grada de animación) y el centenar de seguidores blanquillos que estuvieron en el Tartiere locos de contentos… y subidos en la nube de la excelencia cuando el joven Soro redondeó el festival con el 0-4 en el 86, cabeceando a puerta vacía un balón rechazado por Herrero tras un disparo de un brillante Aguirre, que se reivindicó en los minutos que Idiakez le dio. Un precioso colofón. Una maravilla completa. Tres puntos que, por su formato, son más que tres puntos. Significan un impulso anímico tremendo para todo el zaragocismo, dentro y fuera del campo.

Así hemos vivido en directo el partido

Ficha Técnica

Real Oviedo: Herrero; Johannesson (Aarón Ñíguez, 59), Carlos Hernández, Christian Fernández, Mossa; Tejera, Javi Muñoz (Toché, 58), Boateng (Folch, 46); Bárcenas, Saúl Berjón; y Joselu.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Benito, Grippo, Verdasca, Lasure; Zapater (Nieto, 87), Javi Ros, Igbekeme, Pombo; Gual (Aguirre, 67) y Álvaro Vázquez (Soro, 75).

Árbitro: Ocón Arráiz (Comité Riojano). Amonestó a Tejera (8), Grippo (29) y Aguirre (91).

Goles: 0-1, min. 15: Álvaro Vázquez. 0-2, min. 53: Verdasca. 0-3, min. 77: Igbekeme. 0-4, min. 86: Soro.

Incidencias: Tarde veraniega en Oviedo, nublada con 25 grados. El césped del Carlos Tartiere, a estas alturas de campaña, aún presentó un buen aspecto. En las gradas, alrededor de 14.000 espectadores.

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