Camacho, el estandarte del Huesca de matriz zaragocista

El zaragozano, capitán azulgrana, con 11 temporadas en El Alcoraz (10 consecutivas) y más de 400 partidos con el club oscense, se crió en la Ciudad Deportiva y jugó en el Real Zaragoza hasta 2005.

Camacho, con el 11 del Real Zaragoza, en un partido contra el Real Madrid en 2005 (izda.). En medio, portada de HERALDO tras la eliminatoria de Copa en la que un gol de Camacho clasificó al Real Zaragoza en Alicante. A la dcha. la ficha de ese partido.
Camacho, el estandarte del Huesca de matriz zaragocista
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Juanjo Camacho Barnola, el capitán de la SD Huesca, representa en la disputa de los derbis entre el cuadro azulgrana y el Real Zaragoza la esencia que vincula a ambos clubes a través del presente y el pasado de su figura. Porque Camacho, de 37 años, es el estandarte del equipo oscense desde hace mucho tiempo, un futbolista de récord en su historia, con más de 400 partidos con la camiseta azul y granate. Un jugador que vive su 11ª temporada en El Alcoraz (10 consecutivas) y que es el mascarón de proa en el césped del Huesca moderno, el que dejó atrás la Tercera División como hábitat natural durante décadas, con pasos trufados por Segunda B, para convertirse en un clásico de Segunda con marcadas aspiraciones de alcanzar la élite de Primera en pocas semanas. Y, en el indeleble tiempo pretérito, el mismo Camacho lleva escrito en su pasaporte profesional su nacimiento y residencia zaragozana, su crianza en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza desde su época más infantil, su tránsito por todas las categorías base del club blanquillo hasta debutar con el primer equipo en Primera División y las competiciones europeas (asomó al final del partido de UEFA en Brujas).

Camacho lo es todo en Huesca. Un valor que se ha ganado a pulso, por su calidad futbolística y su carisma personal, desde su primer aterrizaje en la capital altoaragonesa, en 2006, con el único lapso de su año en el Vecindario canario entre 2007 y 2008, hasta llegar al momento actual. Pero hasta ahí, hasta el verano de 2006 y desde que empezó a darle patadas al balón cuando era un chaval, su eje vital en el fútbol fue el Real Zaragoza. Camacho portó la vitola de ser uno de los canteranos más prometedores del club blanquillo según iba creciendo. En 1998 ya estaba en el filial, en Segunda B, con 18 años recién cumplidos y con Manolo Villanova como mentor. Era habitual en las pretemporadas del primer equipo donde, en aquellos tiempos donde, con Chechu Rojo, el Zaragoza rozó el título de liga, a los chicos aragoneses de la cantera les quedaban pocos resquicios por los que poder colarse entre los Milosevic, Acuña, Aragón, Garitano, Aguado, Solana, Juanele, Paco Jémez, José Ignacio...

Para no frenar su evidente progresión, los responsables deportivos del Real Zaragoza de entonces optaron por su cesión. Inicialmente al Recreativo de Huelva, en Segunda División. El año siguiente, en un singular préstamo al Real Madrid Castilla de Segunda B. Hubo un ínterin, cuando Camacho quizá apreció que su salto al Zaragoza de Primera podía estar obturado, en el que sus representantes (Bahía Internacional, Petón) lo llevaron a la aventura escocesa (que reunió a varios chicos de Aragón en aquellos años), en su caso en el Livingston FC. Pero Camacho volvió de las islas británicas al poco tiempo para cumplir su sueño y romper la barrera que se le resistía: el Real Zaragoza lo acogió en la campaña 2004-05, la del título de la Supercopa, y llegaría a debutar por fin en la élite.

En una de las fotos que acompaña esta información se aprecia a Camacho, con el 11 zaragocista (fue el número que eligió, en los primeros años de dorsales fijos en la Liga española), en el partido de La Romareda ante el Real Madrid, junto al merengue Solari. El año siguiente, la temporada 2005-06, Juanjo se despediría del Zaragoza seguramente en el partido donde más decisivo fue para un triunfo blanquillo: en la eliminatoria de Copa del Rey en el Rico Pérez ante el Alicante CF, rival de Segunda B. Camacho salió del banquillo esa noche para empatar en la segunda parte de la prórroga un duelo que se había torcido con el 1-0 marcado por el débil adversario de turno. No solo anotó el 1-1, sino que después, en la tanda de penaltis que dio el pase a los blanquillos, Camacho marcó el suyo (también se puede ver en el anexo la portada de HERALDO DE ARAGÓN y la ficha de ese partido).

Del Zaragoza saldría rumbo al Lleida a mitad de curso y ya nunca más volvería a La Romareda. Era 2005 y en ese punto de la vida Camacho roló de su matriz blanquilla hacia los colores azulgranas de Huesca que lo acogerían como uno de sus emblemas históricos con el paso del tiempo. Juanjo apura sus últimos días de fútbol por el ineludible motivo de la edad. Pero en su presencia se aglutinan buena parte de las vivencias del zaragocismo de los noventa y principios de siglo XXI y, a continuación, la del despegue del Huesca en el fútbol profesional. Cuando él cuelgue las botas, esta intersección modélica se quedará sin su referente. Así que no es cualquier cosa la presencia de Camacho este sábado en La Romareda. Al contrario.

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