Examen de madurez

El Real Zaragoza mide la fiabilidad de su reacción en la segunda vuelta en su visita al Nástic de Tarragona. Natxo González podrá contar con Guti y duda con poner a Buff de inicio.

Julián Delmás y Oliver Buff, durante el entrenamiento de ayer en la Ciudad Deportiva.
Examen de madurez
José Miguel Marco

El Zaragoza va quemando pequeños retos en su recuperación: consolidarse como un equipo consistente en La Romareda, trazar una dinámica expansiva de resultados, asentar su idea y su estilo de juego, repuntar en la clasificación, retomar un poso competitivo… Todos estos pasos los viene dando el equipo de Natxo González desde el cambio de vuelta en la temporada, un periodo en el que está emitiendo síntomas los suficientemente positivos para aplacar fantasmas, teorías del pesimismo y miradas impacientes.

Sin embargo, de momento, el Zaragoza está en solo eso, en un simple brote de reacción al que necesita darle estabilidad, garantías y espesor. Es decir, al conjunto aragonés le falta lo más complicado: madurar su mejoría y convertir todos esos pequeños pasos en una progresión fiable. Para eso, precisa de puntos, especialmente victorias.

La médula espinal de esa regularidad discurre por ejercer de equipo poderoso como local, pero también por presentarse en estadios ajenos como un rival inquietante y solvente. Por ahí pasa la siguiente etapa de la evolución del Zaragoza: vencer fuera, comenzando hoy en Tarragona (20.30/Gol TV), frente a un Nástic que ahora mismo tiene billete en el mismo pelotón de la zona baja que encabeza ahora la escuadra aragonesa.

El partido se presenta como una oportunidad ideal para incrementar la brecha de cinco puntos con las posiciones de descenso, huir de esas llamas, y serenarse en las tierras medias de la tabla. Esa es la premisa principal a la espera de que la perspectiva por arriba le permita al Zaragoza pensar en reengancharse a posibles batallas mayores. Paso a paso.

Para la cita en Tarragona, frente a un rival tradicionalmente áspero (solo una victoria en nueve enfrentamientos), Natxo González pierde a Javi Ros y ha dejado sin convocar a Diogo Verdasca, a quien el exceso de confianza en su rol de intocable titular ante la falta de oposición le ha conducido adonde conducen este tipo de relajamientos: a la caída de rendimiento y, en consecuencia, a la grada. Pero con Grippo y Mikel recuperados, y Perone en fase de progresión, al central portugués se le ha comprimido el espacio. Perone es fijo hoy ante el que fuera su equipo hasta hace menos de un mes. Su acompañante Natxo lo tiene claro, pero no parece claro: Mikel cuenta con ventaja.

En el resto del equipo, Guti ha mejorado de su problema en el gemelo, entrenó ayer y tiene plaza fija con Eguaras. Para completar el rombo, hay dos variables a considerar: la baja de Ros y la pujanza de Buff. El suizo, Febas y Zapater, una vez cumplida su sanción, se juegan dos plazas. Arriba, Borja Iglesias y Pombo firman sociedad.

Enfrente, el Nástic se posiciona como un equipo con problemas en su estadio, donde no gana desde hace más de dos meses. Nano Rivas, su tercer entrenador del curso y quien le salvara con una inopinada resurrección en las tres últimas jornadas, tiene la baja de Maikel Mesa por sanción, más los lesionados Dumitru, Abraham y Djetei. Recupera a Uche, exzaragocista, lesionado desde antes del parón navideño. Es un equipo que ha agregado jugadores con caché en el mercado de invierno: Álvaro Vázquez, Javi Márquez, César Arzo… Un rival al que el Zaragoza nunca le ha terminado de encontrar las costuras y contra el que ha vivido partido de alta temperatura, el último en la primera vuelta por la simulada agresión de Dimitirevski. Un examen de madurez en toda su extensión para el Real Zaragoza.

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