Busto de bronce para Álvarez

El portero del Real Zaragoza ha parado ya dos penaltis ganadores de partidos, en Gijón y ayer ante el Córdoba, en minutos claves y con el valor de cuatro puntos de oro

Cristian Álvarez ordena a la defensa en el partido de anoche ante el Córdoba.
Busto de bronce para Álvarez
Aránzazu Navarro

Si Cristian Álvarez no hubiese tenido la inspiración ni el acierto de detener aquel penalti de Gijón, hace mes y medio, cuando el partido de El Molinón ya estaba en el tiempo de aumento, el Real Zaragoza no hubiese sujetado el triunfo por 0-1 en Asturias. Y si anoche, el portero argentino no hubiera repetido episodio ante el Córdoba cuando el agónico duelo frente a los andaluces estaba ya en los últimos 12 minutos de juego, es muy probable que también se hubiese evaporado el triunfo mínimo por 1-0 de los zaragocistas frente al conjunto califal.

Se trata de dos acciones puntuales del guardameta blanquillo que han salvado cuatro puntos para el equipo en instantes cruciales de dos de las contadas victorias -siete- que, hasta hoy, acumula el Real Zaragoza en 24 jornadas de liga. Cuatro puntos de oro. Cuatro puntos que son vida en un caminar dificultoso para el grupo que dirige Natxo González en los primeros meses del torneo.

Es sencillo ponderar el valor que tienen esas dos paradas de Cristian Álvarez a los disparos de pena máxima que atajó al uruguayo Michael Santos, en Gijón, y ayer al andaluz Alfaro: miren ustedes la clasificación actual y quiténselos del haber al Real Zaragoza. Esa sería la fea realidad sin la destreza, el duende y la fortuna de Álvarez en esas décimas de segundo en las que los cancerberos se juegan cada año buena parte de su valor entre los tres palos de las porterías, justo en esos fatídicos lances en los que los adversarios patean el balón detenido desde los once metros para transformar la falta mayor que existe en el fútbol, el penalti.

El veterano arquero sudamericano, en un tránsito tan abrupto como el que está debiendo acometer el Real Zaragoza en esta liga 2017-18, ya ha firmado así dos paradas salvadoras de primer rango, de las que quedan para siempre grabadas en el pasaporte del equipo durante una liga.

Es cierto que este tipo de bonus solo los puede acumular un portero. Del mismo modo que los penaltis solo los marca o falla el que los tira. Pero eso no resta ni un ápice de méritos a lo que, hasta hoy, está aportando Cristian Álvarez al bagaje de rentas del Real Zaragoza contemporáneo. Ha tenido sus días arrugados, como todos, normalmente de la mano del resto del grupo. Pero no ha sido un portero que haya perdido puntos por sí mismo. Y, desde ayer, por acumulación tras lo de hace 50 días en Gijón, se puede afirmar con rotundidad que ha sido capaz de escriturar a favor del Zaragoza cuatro hermosos puntos de manera directa, con su firma y rúbrica en el papel.

Cuando los detalles son tan definitorios para ganar o perder, para tener éxito o cometer un fiasco -caso que se da este año en el día a día zaragocista- tener un portero así es una joya. Para ir preparándole un busto de bronce.

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