La cantera, como apuesta de Natxo González

El técnico, con el puesto en riesgo, no dudó en reunir en el último once a cuatro futbolistas que hace solo unos meses jugaban en el filial de Tercera División.

Delmás abraza a Guti tras el golazo del centrocampista al Barcelona B.
Delmás abraza a Guti tras el golazo del centrocampista al Barcelona B.
Aránzazu Navarro

Si algo ha dejado en claro el transcurso de la temporada en el Real Zaragoza es que cualquier futbolista puede tener boleto de titular en algún momento u otro. Natxo González, en este sentido, no se definido como un entrenador de comprometerse con nadie. La cantera está siendo una de las beneficiadas de estos modos de gestionar el grupo. El pasado sábado, contra el Barcelona B, cuatro jóvenes jugadores promocionados al primer equipo esta temporada tuvieron plaza en la alineación. No era un día más ni el contexto al que se enfrentaba el entrenado animaba a eso. Pero Natxo ha confirmado en estos meses que su mirada a la cantera va a más allá de usos testimoniales, anecdóticos o populistas.

Con su puesto en serio riesgo, el técnico reunió en la formación a Julián Delmás, Raúl Guti, Dani Lasure y Jorge Pombo. Cuatro futbolistas aragoneses que hace solo unos meses militaban en el Deportivo Aragón, escuadra filial entonces en Tercera División. En poco tiempo, han saltado a un escenario de una exigencia formidable. De jugar en los campos del fútbol regional aragonés a unirse en un mismo once en un punto de la temporada, en un partido crítico, en el que el entrenador del primer equipo se jugaba las últimas gotas de crédito. Esta apuesta de Natxo González por los canteranos introduce un elemento de contexto a la hora de evaluar las posibilidades del Real Zaragoza: hay una mirada en el hoy, pero también en el mañana. Natxo no ha recurrido a los jóvenes de casa como una demostración de cara a la galería. Cree en ellos, especialmente, en Pombo y en Guti. De puertas hacia dentro, el técnico asegura que son futbolistas con indudable nivel de Primera División si mantienen su evolución y corrigen sus defectos.

El caso de Guti refleja mejor que nada esta confianza. El centrocampista no estaba entre los designados de la dirección deportiva para promocionar a la primera plantilla el pasado verano.

Pero, desde la primera vez que Natxo le observó trabajar identificó una pieza de utilidad. Un futbolista completo, pero sobre todo disciplinado y sacrificado. El resultado es su creciente protagonismo. Guti es, principalmente, una apuesta personal de Natxo como en su día Alberto Zapater de Víctor Muñoz.

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