Real Zaragoza-Nástic, un partido en zona de descenso

Aragoneses y catalanes afrontan la 6ª jornada incómodamente ubicados, terceros y cuartos por la cola con solo 4 puntos sumados de 15 disputados.

Parte baja de la clasificación de Segunda antes de la 6ª jornada (con el Sevilla Atlético ya actualizado, tras caer 3-0 el viernes en Almería).
Real Zaragoza-Nástic, un partido en zona de descenso
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Real Zaragoza, 19º clasificado tras la 5ª jornada de liga de Segunda División. El Nástic de Tarragona, su rival este domingo, 20º en la tabla. Terceros por la cola los catalanes. Cuartos por detrás los aragoneses. Así llegan a la 6º cita liguera los dos rivales que se enfrentarán en La Romareda este domingo a las 20.30.

No es lo habitual últimamente en Zaragoza pero, esta vez, no hay nervios a flor de piel pese a que el equipo blanquillo no ha comenzado la liga 2017-18 con solvencia en sus números y su clasificación. El propósito general de todos los sectores del zaragocismo, desde el pasado verano y tras el susto del curso pasado, es que reine la calma y la paciencia. Que se actúe con sentido de responsabilidad alrededor de un grupo nuevo, con métodos y modales diferentes a las de los últimos dos años de fiascos severos en el terreno deportivo.

En las vísperas del último partido de septiembre, pese a que la clasificación no es la deseada y, por las hechuras de esta liga, los 4 puntos adquiridos son sinónimo de pisar zona de descenso a Segunda B, las gentes del Real Zaragoza acuden a la cita frente al Nástic con el pulso más calmado de lo que habría sido normal en recientes tiempos pretéritos. Las dos victorias en Copa, ante Granada y Lugo, aunque no computan para el saldo liguero, también han ayudado a mantener enhiesta la bandera de la esperanza y el optimismo en un entorno que se autoconvence cada día de que algún día será el que surja la reacción del Real Zaragoza hacia un futuro en Primera.

Más alterado llega el Nástic a este duelo por lo bajo en La Romareda. Los de Tarragona, al estilo zaragocista reciente, sí que se pusieron atacados de los nervios hace 12 días al verse colistas a la conclusión de la 4ª jornada. Y destituyeron a su entrenador. El exzaragocista Lluís Carreras. A la sazón, el primer despido de la temporada en el fútbol español. El nuevo entrenador, Rodri, también ex del Zaragoza pues fue el segundo de Raúl Agné de noviembre a marzo pasados, encabezó su primer triunfo, 3-1 ante el Albacete, el último fin de semana. Este detalle ha amainado bastante la histeria que se vivía en los entresijos del club de Tarragona. Es lo último que les ha pasado, por lo que abordan la cita de La Romareda con el retrogusto del triunfo aún presente y ese optimismo natural que generan siempre los éxitos en el mundillo del fútbol.

Real Zaragoza y Nástic se enfrentarán, por lo tanto, en un envoltorio clasificatorio lleno de arenas movedizas. Ambos parten del sótano de la tabla. Y la derrota, para el que la consume, significará anclarse ahí abajo peligrosamente. El empate, si se diera, no los sacaría de pobres a estas tempranas alguras del torneo. Es un día para ganar y dar un salto importante en el escalafón de Segunda, tan apretado como siempre en su alargada franja central de la clasificación.

En jornadas más avanzadas, este partido sería catalogado como crucial, de máxima relevancia por los apuros que destila el posicionamiento de los dos equipos entre los 22 de la división de plata. Ahora, a finales de septiembre, todavía no lleva a la taquicardia a nadie. Pero ambos clubes saben que, pese a este factor, no les conviene escudarse demasiado en el periodo de cohesión de los nuevos, en la mejoría progresiva de proyectos restaurados el último verano o en que esto solo acaba de comenzar. Mirarse al espejo de su clasificación es un motivo suficiente para que su orgullo y amor propio se pongan a 200 por hora. Han de salir de ahí con premura.

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