Bono, de verdugo con el Real Zaragoza, a héroe del ascenso en Gerona

El exportero zaragocista se prepara ahora para subir a Primera con los catalanes, a los que tumbó en la promoción de hace dos años con aquel 1-4 histórico.

A la izda. Bono actualmente, como portero del Girona FC. En las cuatro fotos de la dcha., diferentes momentos del portero marroquí con el Real Zaragoza en el estadio gerundense de Montilivi.
Bono, de verdugo con el Real Zaragoza, a héroe del ascenso en Gerona
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Yassine Bounou 'Bono', el joven portero marroquí que defendió la portería del Real Zaragoza entre 2014 y 2016, se marchó sin rebasar un techo demasiado alto de rendimiento en el club aragonés. Le sobraron 6 minutos en Las Palmas, como al resto del equipo de su segundo año como blanquillo, para obtener el éxito del ascenso a Primera División. Ahora, meses después de su adiós al club aragonés, está preparando en Gerona la celebración de lo que fue imposible en Zaragoza: subir a la élite del fútbol español.

Bono es el eslabón que une hoy en día al Real Zaragoza con el Girona FC. El jugador rojiblanco del cuadro catalán que tiene pasado zaragocista. Y es curiosa su situación. Este domingo, en el estadio de Montilivi, puede celebrar con sensaciones de éxtasis lo que hace dos años él colaboró a romper en añicos en el mismo campo de fútbol gerundense, vistiendo la camiseta con el escudo del león zaragocista. Porque Bono fue el portero del Real Zaragoza en la histórica tarde del 1-4, en la vuelta de la semifinal de la promoción de ascenso, con el que el equipo que dirigía entonces el serbio Ranko Popovic volteó milagrosamente el 0-3 adverso que se había llevado a Gerona el equipo catalán de La Romareda en el partido de ida (ese día jugó en la portería Whalley porque Bono estaba con la selección de Marruecos).

Aquella tarde mágica para el zaragocismo, realmente la última con algo bueno que llevarse a la boca y que recordar para bien, Bono lloró de alegría al término de aquel 1-4. Como todos los jugadores, técnicos y auxiliares del equipo, que se abalanzaron sobre los apenas 100 seguidores blanquillos que habían acudido a Montilivi con escasísimas esperanzas de ver lo que vieron, de vivir in situ un resultado con repercusión mundial, por lo que supuso aquella remontada de un 0-3 a través de un 1-4. Una burrada, una cosa tremenda. Bono les tiró la camiseta. Era un tipo feliz. Luego, una semana más tarde, aquella gesta se diluyó en la nada al fallar en Las Palmas en la vuelta de la final de la promoción. Se perdió la renta de 3-1 con la que el Real Zaragoza viajó a la isla canaria y, tras caer 2-0, el ascenso se quedó en Gran Canaria.

Esta vez, dos años más tarde, todo está servido para que Bono pueda repetir sensaciones y emociones... pero con los colores del que aquel día fue su rival abatido, el Girona FC. Bono no lo logró con el Real Zaragoza, pero sí lo va a conseguir con el Girona. Son las cosas del fútbol. Del destino. Del movimiento masivo de jugadores en el mercado global. Un día estás aquí, y al siguiente, enfrente, en un lugar donde viviste situaciones inversas.

Seguramente, en aquella tarde de junio de 2015 en la que el Real Zaragoza apeó al Girona FC del ascenso en Montilivi, muchos aficionados gerundenses tuvieron a Bono entre sus demonios. Él salvó un mano a mano en los últimos minutos que hubiera sido el 2-4 y la clasificación de los catalanes. Este domingo, 24 meses después, para esos mismos hinchas rojiblancos Bono será su héroe, su referencia del ascenso a Primera División por primera vez en la larga historia del club del norte de Cataluña.

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