Wilk, la desgracia interminable

El centrocampista polaco, de nuevo lesionado en su rodilla rota, concluirá su bienio en el Real Zaragoza con solo 13 partidos jugados, apenas 900 minutos.

Wilk, en una de sus fases de rehabilitación.
Wilk, la desgracia interminable
Raquel Labodía

Cezary Wilk va a pasar a la larga historia del Real Zaragoza como uno de los más desafortunados futbolistas que han vestido la camiseta blanquilla desde 1932. El 30 de junio concluirá su contrato con el club aragonés, donde habrá estado dos temporadas marcadas, ambas, por sendas lesiones graves de rodilla. En los dos casos, justo al inicio de la liga, por lo que su concurso en el equipo fue testimonial al quedar arruinados por completo sus cursos deportivos, tanto en la campaña 2015-16, como la actual 2016-17. El corolario a tanta desgracia, para él y para la entidad, es, probablemente, la tercera lesión en esos malditos ligamentos, cuestión que se desvelará con certeza la semana próxima en una nueva intervención quirúrgica que tendrá lugar en Madrid.

Wilk estaba encarando la recta final de su rehabilitación, con la ilusión de poder jugar algún minuto en la parte final de la actual liga si la situación del equipo era de calma, antes de definir su futuro a partir del verano. Llevaba desde septiembre trabajando solo (siete meses) y, después de dos semanas y media de nuevo entrenándose con el resto del equipo, el exjugador del Deportivo de La Coruña -de ahí lo fichó el Real Zaragoza hace dos pretemporadas-, volvió a sentir problemas en su articulación dañada a principios de esta misma semana.

En las últimas horas, la articulación ha encendido todas las alarmas y, tras una visita súbita a los especialistas de la Clínica Fremap de Majadahonda (Madrid), donde este miércoles se comprobaron las disfunciones que detecta Wilk en el movimiento de la rodilla, decidieron cometer al jugador a una artroscopia diagnóstica en los próximos días que, con total seguridad, servirá para evaluar cuál es el origen del problema. No obstante, los síntomas no invitan al optimismo respecto del estado de plastia del ligamento cruzado anterior que se reconstruyó en septiembre.

Wilk ya no podrá reaparecer con el Real Zaragoza. Y, con su seguro adiós a la entidad aragonesa dentro de 70 días, dejará tras de sí una participación simbólica como jugador zaragocista en estos dos años. En la primera temporada, el medio centro de Varsovia solo pudo jugar, con Popovic en el banquillo, en 9 partidos de liga y uno de Copa. En la campaña aún vigente, su concurso se redujo a dos partidos ligueros y el de Copa. Un total de 13 choques luciendo su dorsal '6', algo más de 900 minutos en los que dejó un gol de cabeza, en la jornada 2ª del curso anterior, en la victoria por 3-2 frente al Almería.

Para el recuerdo quedará la primera y fatal lesión de esa rodilla gafada, en una acción de ataque en el área del Girona en Montilivi que pudo ser penalti. La segunda rotura fue en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva. Y la tercera, si la artroscopia inminente así la confirma, también tendrá los campos de la carretera de Valencia como lugar de los hechos. Una historia, sin duda, llena de mal fario para Cezary Wilk y el Real Zaragoza, que bien pudieron haber cancelado con antelación su vínculo contractual a finales de agosto, cuando el entonces director deportivo, Narciso Juliá, planteó al polaco su salida por motivos estratégicos y financieros en el remate de la plantilla de este año. Pero Wilk apostó por seguir en Zaragoza y rehusó la rescisión de su contrato.

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